Estados Unidos ha redoblado su presión diplomática para que países europeos eliminen los denominados impuestos digitales, también conocidos como “tasa Google”, por considerar que afectan de forma desproporcionada a empresas tecnológicas estadounidenses.
Tal y como publica Reuters, en una declaración conjunta, Italia y EE. UU. subrayaron recientemente la necesidad de establecer un entorno fiscal «no discriminatorio» para los servicios digitales, en lo que algunos interpretan como una señal de que Roma podría estar reconsiderando su actual régimen impositivo sobre grandes plataformas digitales.
Italia aplica desde hace años un impuesto del 3 % sobre los ingresos generados por servicios digitales en el país, dirigido a compañías con una facturación global superior a 750 millones de euros. Aunque Italia ingresa menos de 500 millones de euros anuales, esta tasa ha sido un foco constante de fricción con Washington, especialmente bajo administraciones como la de Donald Trump. A pesar del impacto fiscal limitado, la cuestión se ha vuelto políticamente sensible para el gobierno italiano, que se enfrenta a demandas internas de aumentar la presión sobre las grandes tecnológicas para sostener el gasto público.
Cabe recordar que, durante la visita de Carlos Cuerpo, ministro de Economía, Comercio y Empresa, a Estados Unidos la semana pasada, el Gobierno estadounidense solicitó a España la eliminación de su tasa sobre servicios digitales, en vigor desde 2021. Esta medida española, que grava con un 3 % ciertos ingresos generados por servicios de publicidad online, intermediación digital y venta de datos, ha sido criticada desde su implantación por afectar principalmente a multinacionales estadounidenses como Google, Apple, Meta y Amazon. Aunque el Gobierno español ha defendido su carácter transitorio hasta que se adopte una solución global, Washington considera que estos impuestos vulneran principios de equidad fiscal.
Mientras continúan las conversaciones a nivel multilateral en la OCDE para establecer un marco global de fiscalidad digital, algunos países como Estados Unidos prefieren abordar estos asuntos de forma bilateral. Así lo expresó recientemente el ministro de Economía italiano, Giancarlo Giorgetti, quien abogó por una negociación directa con Washington, al margen de la Unión Europea. Por su parte, la Administración estadounidense ha condicionado en varios casos futuros acuerdos comerciales o inversiones tecnológicas a la retirada de estos impuestos.
A pesar de las tensiones, EE. UU. ha reforzado su presencia tecnológica en varios países europeos. En Italia, por ejemplo, se han anunciado inversiones significativas en inteligencia artificial y servicios en la nube. AWS prevé invertir 1.200 millones de euros en los próximos años para consolidar al país como un centro de datos clave en el Mediterráneo y el norte de África, en una muestra del interés de las tecnológicas por mantener su expansión pese a las disputas fiscales.
La situación pone de relieve el complejo equilibrio entre la soberanía fiscal de los Estados y las dinámicas de una economía digital globalizada. A medida que los países buscan nuevas vías de recaudación en un entorno tecnológico en constante evolución, las grandes potencias intentan defender los intereses de sus empresas con una diplomacia cada vez más directa.