2024 será recordado como el año en el que la sostenibilidad dejó de ser una opción para convertirse en una necesidad. Es tal la importancia que ha adquirido que la Cumbre del G20 de noviembre de 2024, celebrada en la ciudad brasileña de Rio de Janeiro, marcó un hito importante en la agenda global de esta materia.
¿Cuáles fueron las principales conclusiones? Los presidentes y jefes de estado del G20 renovaron su compromiso con el Acuerdo de París, acelerando la transición a energías limpias y fortaleciendo las acciones para reducir emisiones y adaptarse al cambio climático. Se acordó aumentar la inversión en proyectos sostenibles, tanto pública como privada, para impulsar una transformación más rápida y justa y se comprometieron a una transición justa hacia una economía sostenible, protegiendo a los trabajadores y comunidades afectadas.
Además, acordaron promover prácticas sostenibles en las cadenas de suministro globales y fortalecer la cooperación internacional para hacer frente a los desafíos ambientales como la pérdida de biodiversidad. Un aspecto destacado de esta cumbre fue la inclusión de temas sociales como la lucha contra la pobreza y la desigualdad. Los líderes reconocieron la importancia de abordar estos desafíos de manera integral para lograr un desarrollo sostenible a largo plazo.
Principales tendencias
La Cumbre del G20 fue un reflejo de la realidad que vive la sostenibilidad en el entorno empresarial. No en vano, cada vez más empresas reconocen que ésta no sólo es una responsabilidad social, sino que también representa una oportunidad para diferenciarse en el mercado y atraer a unos consumidores que cada vez dan más importancia a la economía circular.
Cada vez más empresas reconocen que la sostenibilidad no sólo es una responsabilidad social, sino que también representa una oportunidad para diferenciarse en el mercado
2024, además, pasará a la historia como un año en el que los criterios ESG se han consolidado como un factor determinante en las decisiones de inversión, impulsando a las empresas a adoptar prácticas más sostenibles. La economía circular ha ganado terreno, con un enfoque en prolongar el ciclo de vida de los productos y minimizar la generación de residuos. Además, el desarrollo de nuevos materiales biodegradables y reciclables ha marcado un avance significativo en la búsqueda de alternativas a los plásticos de un solo uso.
En 2024 también se ha producido una transformación hacia un futuro más sostenible. La transición energética ha cobrado un nuevo impulso, incentivada por la proliferación de las energías renovables y el surgimiento del hidrógeno verde. Paralelamente, las cadenas de suministro se han vuelto más transparentes y responsables, mientras que las comunidades y las empresas se adaptan al cambio climático, construyendo un futuro más resiliente. La inclusión social y la equidad han ganado terreno, promoviendo prácticas laborales justas y diversas.
El papel de la tecnología
La tecnología está transformando radicalmente la forma en que enfrentamos los desafíos ambientales. A través de la optimización de recursos, como el desarrollo de energías renovables y la implementación de prácticas agrícolas de precisión, se está impulsando un futuro más sostenible. Asimismo, la promoción de una economía circular, mediante el reciclaje y el diseño de productos para su reutilización, está reduciendo la generación de residuos.
La tecnología también facilita el monitoreo en tiempo real de variables ambientales, mejora la eficiencia de los sistemas de transporte y fomenta la participación de la ciudadanía en iniciativas ecológicas. La constante innovación en materiales y procesos productivos, impulsada por avances como la nanotecnología y la biotecnología, está abriendo nuevas vías para desarrollar soluciones sostenibles en diversos sectores.