Durante las últimas décadas, China ha sido el principal centro de producción para empresas tecnológicas como Apple, Samsung y Tesla, entre otras. Así lo recuerda Calcalist Tech, que destaca que, aunque las grandes tecnológicas desarrollan sus productos en Estados Unidos, fabrican y ensamblan una parte significativa de los componentes en China. La mano de obra barata, la infraestructura eficiente y la capacidad para adaptarse rápidamente a los cambios en la producción han sido los principales factores que han permitido a China dominar este sector. Sin embargo, esta situación podría cambiar debido a la guerra comercial. De hecho, numerosas empresas están buscando alternativas a China, lo que pone en duda la continuidad de su dominio en la producción tecnológica.
Según un estudio de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en China, el 30% de las empresas están considerando o ya han comenzado a trasladar su producción fuera de China, principalmente para evitar aranceles y alinearse con nuevas políticas geopolíticas. Empresas como Apple han comenzado a diversificar su base de manufactura mediante la estrategia “China Plus One”, con inversiones en países como India.
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha acelerado significativamente esta tendencia. Así lo resalta un informe de S&P, que señala que hasta hace poco las empresas movían principalmente las líneas de ensamblaje fuera de China. Sin embargo, ahora también están reubicando las líneas de producción de componentes clave como sensores, circuitos impresos y baterías. “Tales cambios requieren grandes inversiones en maquinaria y repuestos, lo que hace que el traslado fuera de China sea mucho más permanente”, subraya el informe.
Uno de los sectores más afectados es el de los semiconductores. Las restricciones impuestas por EE.UU. para evitar que China desarrolle tecnologías avanzadas de inteligencia artificial están obligando a las empresas a reubicar su producción en países como Malasia y México. Los países del sudeste asiático, con costes laborales y energéticos competitivos, son los principales beneficiarios de esta reubicación.
A pesar de estos movimientos, China sigue siendo un actor clave, especialmente en la fabricación de portátiles, donde aún produce el 80% a nivel mundial. Sin embargo, si la tendencia hacia la diversificación continúa, China podría enfrentar graves consecuencias económicas.