Nuestras empresas se muestran optimistas, no en vano los principales indicadores de su actividad han mejorado ampliamente, si los comparamos con los del año anterior. Así lo destaca el VII Diagnóstico Financiero de la Empresa Española, un estudio realizado por la Confederación Española de la Pequeña y Mediana empresa (CEPYME) y EADA Business School, en el que se refleja cómo el porcentaje de morosidad ha descendido un 1,3 %, situándose en el 3 %, la cifra más baja desde el año 2011 y el plazo medio de cobro es de unos 67 días, cuatro menos que en 2015. Las ventas también han evolucionado un 3,7 %, frente al 0,3 % de 2014. Aunque hay una gran diferencia entre las empresas que exportan y las que no lo hacen ya que las primeras han conseguido un mayor incremento en su facturación y rentabilidad, así como un mayor porcentaje de créditos y en mejores condiciones, ya que las entidades financieras apuestan más por las compañías que internacionalizan.
Las previsiones para este año también son optimistas: el 65 % de las empresas encuestadas confía en tener una mayor facturación que en 2015, mientras el 37 % espera aumentar su plantilla.
Eso sí, también existen los miedos, sobre todo a la incertidumbre que están generando los políticos, algo a lo que se une la inestabilidad de los mercados financieros.