María González, secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, destacó “las bondades” de nuestro país en torno a la realidad del modelo ALIA del que, aseguró, pretende generar soberanía tecnológica o el sandbox de pruebas de IA que ha llevado a cabo el Gobierno para generar certidumbres y minimizar la inquietud de la regulación, por poner algunos ejemplos. Unas capacidades de país que, aseguró, no serían posibles sin la colaboración público-privada, con los ejes de la transformación verde y digital. En cuanto al debate entre competitividad y regulación subrayó que el Gobierno considera que no poner hándicaps a la inversión es una absoluta prioridad, algo compatible con la protección de derechos y la legislación europea. Al tiempo que recordó las ayudas que el ejecutivo está poniendo a disposición de las empresas para que inviertan en IA.

Fue contundente al señalar que si la inteligencia artificial no penetra en la realidad de la sociedad española estaríamos generando dos velocidades y desigualdades. Pero también al decir que la tecnología no puede ser quien gobierne la vida de la ciudadanía.
Momento actual
Ramón López de Mántaras, profesor emérito del Instituto de Investigación de IA-CSIC, abordó el presente de una IA de la que, reflexionó, lleva cinco décadas estancada a la hora de dotar de conocimiento y sentido común a las máquinas para que entiendan el mundo en el que están situadas, algo que los humanos adquirimos sin darnos cuenta por el hecho de ser seres vivos. “Nos preguntamos si realmente comprenden y razonan, sobre todo con la IA generativa. La vía para que los sitios IA comprendan es contar con un cuerpo multisensorial que les permita interactuar con el mundo. Esto implica desarrollar sistemas que puedan representar los conocimientos más básicos del conocimiento humano. Integrando esto en una arquitectura cognitiva, tal vez podríamos lograr este nivel de comprensión”, avanzó.
De los sistemas actuales de IA generativa explicó que tienen habilidades sin comprensión y de sus creadores

que están preocupados por su poder persuasivo, haciendo que parezca que entienden el lenguaje y que son precursores de una IA a corto plazo, con el fin de seguir atrayendo grandes inversiones”, especificó.
En su opinión la IA, incluso con cuerpo, “nunca tendrá consciencia, estados mentales, intencionalidad, objetivos propios…”, remarcó. Pero teniendo en cuenta que somos los humanos los que estamos involucrados en su creación, el problema es quien lo crea, por lo que considera crucial la regulación e invertir en educación para que la sociedad aproveche los enormes beneficios de la IA.
Inma Martínez, pionera digital y de la IA, asesora ejecutiva en Geopolítica y Tecnología y miembro del consejo asesor de la SEDÍA, fue más allá al reconocer que, aunque la IA es muy buena pretendiendo que tiene sensibilidad humana, no tiene consciencia, pero es una tecnología perfecta para un siglo XXI con problemas existenciales globales y un alto contenido de peligrosidad al ayudar a revelar lo invisible, algo fundamental para el segmento empresarial. “Este siglo va de resolver problemas y la innovación pasa ahora por responder a los problemas cruciales. La inteligencia artificial cuando encuentra su camino tiene una extensión exponencial”, enfatizó.

¿En qué momento nos encontramos? En el de los copilots y la IA agéntica, recordó.” El primero trabaja con nosotros de manera individualizada y la última decisión siempre será tuya. La agéntica, por el contrario, toma decisiones sin el control humano, saliendo de los parámetros aportados sin saber de dónde vienen y sin poder verificar cómo ha llegado a esa conclusión”. Además, advirtió sobre otro peligro: quién la usa, porque puede haber personas que la utilicen para el mal en un momento en el que la IA ha adquirido una nueva velocidad impuesta por EE.UU.
Durante su intervención resaltó que las grandes empresas de IA avanzada llevan años desarrollando IA general, por lo que van a competir en el mercado comercial. Sin embargo, mencionó que, para lograr que estos sistemas comprendan el contexto del mundo real, se debería permitir que la IA vaya más allá de las habilidades específicas de una tarea y desarrolle capacidades de razonamiento y planificación más generalizadas. En este sentido, la cuestión que planteó es si se debería dejar que estos agentes inteligentes desarrollen razonamiento independiente y sin veto. Durante su intervención aludió a la importancia de la colaboración de los gobiernos, al diálogo y la diplomacia, y a la coordinación de esfuerzos conjuntos con socios que compartan nuestros valores y principios de desarrollo tecnológico. Aunque lamentó que es difícil confiar en que la Unión Europea pueda manejar esta situación, teniendo en cuenta sus complicadas relaciones con la nueva administración de Estados Unidos.
“El mundo empresarial tiene que decidir cómo quiere que ocurran las cosas, crear consorcios, asociándose con otros colaboradores de IA”, aconsejó. “En este 2025 las compañías tienen que plantear la gobernanza del dato. Ver de dónde procede el mismo, cómo se ha tomado, los procesos de los que se ha recogido…. ya que el modelo asume que el dato es verdadero porque se lo estás dando, pero lo desconoce”, finalizó.

Observatorio IndesIA
Durante el acto se presentó el nuevo Barómetro IndesIA2025. Entre las conclusiones del mismo, Nuria Ávalos, presidenta de IndesIA (asociación para el impulso de la economía del dato y la inteligencia artificial en la industria) comentó que, tras analizar a más de 68.000 pymes, solo el 2,9 % de las mismas hace referencia explícita a la IA, número que se incrementa hasta el 3,6 % en el caso de las medianas.
Entre las tecnologías más empleadas figuran el machine learning, la automatización y la IA generativa, centrándose los principales usos de la inteligencia artificial en administración, I+D y marketing. Por sectores el de las TIC lidera la adopción, superando el 11 %, muy por encima de otros cuya media no llega al 3 %, algo que, en opinión de Nuria Ávalos muestra la necesidad de estrategias específicas para impulsar su incorporación.
Por comunidades autónomas se muestran desigualdades entre las mismas. Madrid se sitúa en cabeza en cuanto al uso de la IA, con el 4,2 %, seguida muy de cerca por Asturias con el 3,9 % y País Vasco y Navarra con porcentajes que no llegan al 3,5 %. A la cola Castilla y León, Baleares y Castilla La Mancha apenas superan el 1,5 % en el mejor de los casos.
Nuria Ávalos reconoció el bajo grado de adopción de la IA y más teniendo en cuenta que las pymes son el tejido más numeroso de este país, por lo que subrayó la importancia de que esta tecnología llegue a este tejido empresarial por la creación de empleo o su productividad, por poner algunos ejemplos. Las medidas que desde IndesIA propone Sandra de Lucas, miembro de la junta directiva de la asociación y head of Digital International en Airbus, para incrementar el número de pymes que usan IA en España pasan por la necesidad de invertir en talento, priorizando su captación y retención mediante programas de formación y actualización en habilidades digitales, así como de establecer mecanismos para medir el impacto de la IA, asegurando escalabilidad, transparencia y confianza, considerando la inteligencia artificial como un motor estratégico de transformación empresarial, más allá de su función operativa, Ambas directivos recordaron la necesidad de ofrecer mecanismos de financiación ágiles, que faciliten la adopción de esta tecnología en las pymes y el desarrollo de proyectos innovadores.