Las autoridades lo advierten y la firma de seguridad Eset lo reafirma: tras un ataque de ransomware no hay que pagar nunca el rescate porque, con los delincuentes, no hay garantías de que nos devuelvan nuestros datos.
Eset ha descubierto un nuevo peligro: una variante del malware KillDisk, un malware muy destructivo, que echa a perder la información almacenada, con la que los delincuentes responsables de la misma piden 250.000 dólares de rescate, en bitcoines, a sus víctimas. Sin embargo, los investigadores de la empresa de seguridad informática han comprobado una debilidad en su cifrado, que facilita la recuperación.
Por todo ello, Robert Lopovsky, investigador senior de Eset, afirma que “la única opción posible a la hora de tratar con el ransomware es la prevención: formación correcta en seguridad, sistemas actualizados, soluciones de seguridad de confianza, copias de seguridad frecuentes y capacidad para restaurar el sistema”.
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