Se habla mucho de la llegada del 5G si bien no será hasta el año que viene cuando podamos hacer uso del mismo. Desde la consultora Entelgy afirman que redes y dispositivos tardarán en alcanzar todo el potencial de esta nueva generación de internet móvil, ya que el despliegue del 5G se está realizando en dos tiempos: NSA (Non-Standalone), que aprovechan la infraestructura 4G existente, y SA (Standalone), tecnología 100 % autónoma, que aprovecha el 5G en su totalidad, tanto en la transferencia de datos como en el control con las estaciones base. Y muchos de los dispositivos que se están lanzando solo utilizan el primer estándar, lo que no les permite aprovechar todo el potencial del 5G a corto plazo.
En cuanto a la velocidad, con la banda de los 700 mhz se conseguirá, como mínimo, una velocidad de bajada de 100 Mbps y con las de 3,4 y 3,8 GHz se llegará hasta 3 Gbps. Y en la banda de 26 GHz, pensada para puntos de acceso cercanos, como los situados en aeropuertos o estadios, se alcanzarán velocidades de hasta 10 Gbps, 10 veces la velocidad de la fibra óptica más rápida para el público.
Si hablamos de cobertura, en un principio la misma dependerá del despliegue que lleven a cabo las operadoras, pero, como novedad, el 5G permitirá que haya muchos más puntos de acceso. Incluso existe la posibilidad de que algunos smartphones se conviertan en repetidores de señal de 5G para los terminales que haya alrededor.
Otras ventajas que traerá consigo pasan por una mayor calidad de datos o la misma cantidad que hasta ahora pero con menor coste. Al tiempo que permitirá que se abastezcan, sin necesidad de WiFi los 12,5 dispositivos conectados por persona que se calculan para el año 2025. Y todo ello sin olvidar una menor latencia: 4 milisegundos en condiciones ideales, por 20 de las redes 4G LTE. Y un mayor rendimiento: cada nodo podrá suministrar 20 Gbps de bajada y 10 Gbps de subida. También aumentará la eficiencia energética hasta un 90 %, lo que permitirá mayores cifras de autonomía en los smartphones, wearables y dispositivos domésticos.
Por otro lado, los teléfonos inteligentes mejorarán sus prestaciones con tecnologías incipientes que hasta ahora se han popularizado sobre todo en hogares y oficina, cobrando un mayor protagonismo.
Por último, las industrias tradicionales serán más eficientes con nuevos conceptos de movilidad. El mundo rural también se verá dotado de mayor inteligencia y precisión en las técnicas empleadas en agricultura y ganadería, permitiendo aumentar la productividad en las explotaciones agrícolas.