Llegó una vez más. El verano volvió y trajo consigo las esperadas vacaciones. Momentos de ansiada libertad en busca de nuestro propio espacio. De horas alejadas de un reloj en el que la alarma dormita. No así la vida, ante jornadas libres de presión y estrés.
Una vida que no espera. Que apremia por capturar hasta el último segundo. Que incita a rodearnos de quienes nos hacen felices para compensarles por todos los momentos perdidos. A disfrutar de esos pequeños grandes momentos que a veces las cosas más simples pueden darnos.
Es hora de dejarse llevar. Alejarse de un email cargado de mensajes. Esperamos que el único que llegue sea en una botella, fruto de algún romántico viajero que decidió desearnos las mejores vaciones en su vuelta a la rutina.
Nosotros hacemos lo mismo. Tal vez la botella no les llegue, pero sí nuestros mejores deseos de desconexión y felicidad compartida.
¡Nos vemos en septiembre!