Durante estos últimos años estamos viendo que los wearables, como relojes inteligentes y pulseras de actividad, se han hecho cada vez más populares y la industria sanitaria ha apreciado en ellos un activo importante para optimizar el tratamiento del paciente y la productividad de los hospitales. No sorprende que este mercado vaya a experimentar un fuerte crecimiento en los próximos años. De acuerdo con los datos de Fortune Business, las ventas de estos dispositivos podrían alcanzar los 139.000 millones de dólares en 2026. Con este crecimiento en el horizonte, los wearables están llamados a transformar decididamente el futuro de la sanidad.
Adopción creciente de relojes inteligentes
Para los pacientes, los smartwatches o relojes inteligentes proporcionan la capacidad de controlar desde sus constantes vitales hasta la calidad del sueño, enviando recordatorios para tomar la medicación o incluso permitiéndoles reportar síntomas sobre alguna dolencia. Para los profesionales sanitarios, estos dispositivos pueden proporcionar acceso a los registros electrónicos de salud de los pacientes (EHR, por sus siglas en inglés) y ofrecer en tiempo real notificaciones que procuren una mejor atención. De hecho, según una encuesta a directivos de hospitales llevada a cabo por la organización sin ánimo de lucro Healthcare Information and Management Systems Society (HIMSS) y AT&T, el 47 % de los hospitales está ofreciendo actualmente wearables a los pacientes con enfermedades crónicas. Las posibilidades son infinitas y pronto veremos nuevos casos de uso para relojes inteligentes y pulseras de actividad que también aliviarán el volumen de trabajo en hospitales y centros de salud.
Capacidades de los biosensores
Los relojes inteligentes no son el único wearable utilizado por sanitarios. De hecho, también existen los auriculares, anillos y parches inteligentes; también gafas de realidad aumentada (AR) e incluso camisetas inteligentes. Los parches inteligentes capturan los niveles de hidratación, la temperatura corporal y el ritmo cardíaco, entre otros datos biométricos. Otro mercado emergente son los audífonos inteligentes, que pueden medir la salud de los pacientes y al mismo tiempo proporcionar información a través de un sistema de entrenamiento digital.
Por otra parte, los anillos inteligentes son capaces de medir las pulsaciones de los pacientes, la calidad del sueño, la frecuencia respiratoria y la temperatura corporal. Las gafas inteligentes son cada vez más utilizadas por los médicos para acceder a los datos EHR o para transcribir información clínica importante después de visitar a pacientes hospitalizados. También estamos viendo la irrupción de prendas de vestir con biosensores avanzados. Atrás quedaron los días en que los wearables sólo podían medir el ritmo cardíaco, los pasos y las calorías. Algunos son ahora capaces de medir la hidratación, los electrolitos, el electrocardiograma, la presión sanguínea, la carga muscular o el nivel de fatiga. De hecho, la primera solución de control de la presión sanguínea del mundo para prendas de vestir en forma de auriculares se anunció en el CES de este año. Se trata de un hito, ya que permitirá a médicos y enfermeras medir la tensión de los pacientes de forma continuada y no invasiva.
Analítica avanzada para mejorar la salud del paciente
Las organizaciones de salud públicas y privadas están adoptando wearables con capacidades avanzadas de los biosensores para conocer más datos sobre la salud de los pacientes. Gracias a los avances en machine learning (ML) y algoritmos se puede acceder a esa información. Por ejemplo, Apple Watch puede detectar y notificar a un paciente si su ritmo cardíaco muestra signos de irregularidad y sugiere fibrilación auricular. Otras prendas de vestir como las camisetas inteligentes pueden avisar a los usuarios si su ritmo cardíaco es «demasiado elevado» y recomendar «reducir pulsaciones». Esto quiere decir que los wearables no están destinados a sustituir a las enfermeras o a los médicos, sino a aumentar la atención preventiva e informar a los pacientes sobre los posibles problemas de salud para que puedan tomar a tiempo las medidas necesarias.
De cara al futuro
Todos los avances que acabamos de mencionar, impulsados por ML e IA podrían incluso hacer posible que las prendas de vestir ayuden a detectar los signos tempranos de enfermedades crónicas como el Alzheimer y el Parkinson. Los wearables de salud también seguirán desempeñando un papel fundamental en la reducción de costes en la atención médica y en la prevención de que un enfermo recuperado tenga que volver al hospital antes de tiempo. McKinsey and Company estima que el 20 por ciento de los costes de atención médica se deben a la falta de ejercicio diario, a no dormir lo suficiente y problemas derivados de la adicción a drogas y alcohol. La utilización de wearables va a servir para fomentar que los pacientes hagan más ejercicio y se comprometan a tener hábitos saludables. Es probable que las compañías de seguros vean en los wearables una opción para reducir el importe de la póliza a aquellos que decidan usarlos para alcanzar sus objetivos de salud y bienestar físico. En definitiva, la creciente adopción de wearables es un fenómeno con el que todos saldremos ganando, tanto los pacientes como el sector sanitario en general.
Andy McBain
Responsable de gestión de productos de portátiles y app partners de Zebra Technologies para EMEA