La adopción de tecnologías como la nube puede representar una ventaja estratégica para las empresas permitiendo reducir considerablemente los costes operativos si se realiza una correcta planificación, se elige un modelo de servicio adecuado y se optimiza continuamente su uso. Y es que, al no requerir grandes inversiones iniciales en infraestructura física como servidores o centros de datos, las empresas pueden pagar únicamente por los recursos que utilizan y adaptarse a las necesidades cambiantes del negocio. Pero no, no es la única ventaja.
Escalabilidad y flexibilidad: grandes beneficios
Las organizaciones pueden adaptar sus recursos de manera dinámica, aumentando o disminuyendo capacidades según las necesidades del momento, lo que resulta especialmente útil ante situaciones de alta demanda o durante proyectos específicos. Además, la flexibilidad se complementa con el acceso remoto haciendo que los empleados pueden acceder a la información y trabajar desde cualquier lugar con conexión a Internet, lo que favorece el teletrabajo y la colaboración entre equipos, aunque estos están en lugares geográficos distintos.
Respecto a la seguridad, los servicios en la nube suelen incluir mecanismos avanzados como cifrado de datos, copias de seguridad automáticas, monitorización continua, redundancia geográfica y mecanismos de recuperación ante desastres. Todo esto fortalece la continuidad del negocio y protege la información crítica. Al mismo tiempo, la nube permite acceder fácilmente a tecnologías como inteligencia artificial, análisis de datos o aprendizaje automático sin necesidad de realizar grandes inversiones. Esto acelera el desarrollo de nuevos productos o servicios y mejora el tiempo de respuesta al mercado.

Marcando la diferencia
En este contexto, la nube se convierte en un aliado clave. La sinergia entre IA y la nube es evidente, por la propia naturaleza flexible, escalable y bajo demanda de los servicios cloud.
Cerca de la mitad de las empresas que abordan proyectos de IA —especialmente en áreas como la computación cognitiva— enfrentan desafíos tanto en el entrenamiento de modelos complejos como en la construcción del modelo adecuado para sus datos. A esto se suma la escasez de perfiles como científicos de datos e ingenieros de datos en el mercado, lo que limita su capacidad de avanzar.
A través de servicios PaaS (Plataforma como Servicio) y SaaS (Software como Servicio), las empresas pueden delegar gran parte de la complejidad en expertos, accediendo a herramientas en constante evolución que permiten extraer valor de los datos e implementar modelos de IA con mayor rapidez. Estos servicios también fomentan la colaboración entre equipos distribuidos geográficamente, ya que se accede a ellos desde cualquier lugar.
Los servicios en la nube aportan la escalabilidad necesaria para acompañar el crecimiento. Ofrecen soluciones nativas como bases de datos, data lakes o almacenamiento de objetos, que facilitan la gestión, limpieza y transformación de datos, asegurando que estén listos para alimentar modelos de IA.
Todo apunta a que la inteligencia artificial tendrá un impacto aún mayor que la llegada de Internet, y la nube será el catalizador natural que permitirá acelerar su adopción y amplificar su potencial transformador.
Annabel Buxés
Senior Solution Architect de Getronics











