La inteligencia artificial está entrando en una nueva fase. Según el informe FutureScape 2026 de IDC la llamada IA agéntica (una generación de sistemas capaces de actuar de forma autónoma y colaborativa dentro de las organizaciones) dejará de ser un experimento aislado para convertirse en una pieza central de la gestión y la competitividad empresarial en los próximos cinco años.
El estudio anticipa que para 2030, el 45 % de las empresas operará con agentes de IA a gran escala, integrados en múltiples áreas del negocio. Esta evolución marcará un cambio profundo en la toma de decisiones, la productividad y la relación entre personas y tecnología.
“La IA agéntica no solo acelera la innovación; está redefiniendo cómo se hace el trabajo, cómo contribuyen las personas y cómo crecerán las industrias en los próximos años”, explica Meredith Whalen, directora de producto e investigación de IDC.
El informe sitúa esta transformación en un contexto de volatilidad económica, tensiones geopolíticas y cambios regulatorios. Según Rick Villars, vicepresidente de investigación mundial en IDC, las empresas no pueden controlar estos factores externos, pero sí pueden convertir la disrupción en ventaja si adoptan una estrategia clara de transformación con IA, respaldada por datos de calidad, infraestructuras sólidas y una fuerza laboral preparada.
IDC considera que las organizaciones que combinen estos tres pilares estarán mejor posicionadas para alcanzar un crecimiento sostenible en la era de la inteligencia artificial.
El análisis de FutureScape 2026 identifica cinco áreas estratégicas que marcarán el futuro de las empresas digitales. La primera es la alineación entre estrategia y valor de negocio, para asegurar que la adopción de la IA responda a objetivos concretos. La segunda, el desarrollo de una fuerza laboral adaptativa, capaz de colaborar con agentes inteligentes.
También destaca la necesidad de modernizar las arquitecturas tecnológicas para soportar sistemas distribuidos de IA y de construir marcos de confianza y ética que garanticen un uso responsable de la tecnología. Por último, IDC prevé un cambio profundo en la relación entre empresas y proveedores tecnológicos, ya que los modelos de precios y servicio deberán adaptarse al nuevo entorno automatizado.
Entre las principales previsiones del informe, IDC estima que para 2026 el 40 % de los puestos de trabajo en las grandes corporaciones (G2000) implicará colaborar directamente con agentes de IA, lo que transformará funciones y jerarquías tradicionales. Además, advierte que las empresas que no cuenten con datos de alta calidad sufrirán hasta un 15 % de pérdida de productividad al intentar escalar soluciones generativas o agénticas. El estudio también alerta sobre los riesgos de gobernanza: una de cada cinco compañías del G1000 podría enfrentar sanciones o demandas por un uso inadecuado de la IA antes de 2030.
La soberanía digital será otro tema clave. Para 2028, IDC prevé que el 60 % de las organizaciones con requisitos de seguridad y soberanía migrará cargas sensibles a nubes regionales o soberanas para reducir su exposición geopolítica.
El cambio también alcanzará a los modelos de negocio. Hacia 2028, los esquemas de precios por usuario quedarán obsoletos, y el 70 % de los proveedores tecnológicos deberá reinventar su propuesta de valor ante el avance de la automatización.
Por último, IDC prevé que en 2026 el 70 % de los CEO del G2000 evaluará el retorno de inversión en IA según su capacidad para impulsar crecimiento y reinventar modelos empresariales, más que por la reducción de costes.
En conjunto, el informe concluye que la próxima gran ola tecnológica no será únicamente digital, sino organizacional. La irrupción de la IA agéntica marcará el inicio de una década en la que las empresas competirán no solo por sus productos, sino por la inteligencia colectiva que logren entre humanos y máquinas.











