En un momento en que la sostenibilidad, la digitalización y la resiliencia se han convertido en los pilares del turismo del s. XXI, la tecnología ha dejado de ser una promesa para convertirse en el núcleo de la transformación del sector. Herramientas como la inteligencia artificial (IA), el big data o la visualización geoespacial están redefiniendo la manera en que los destinos turísticos se planifican, gestionan y comunican.
De la intuición al dato
La evolución hacia modelos de Destino Turístico Inteligente (DTI) implica una ruptura con la lógica tradicional de gestión basada en la intuición o la estadística genérica. Hoy, las decisiones estratégicas se fundamentan en datos de alta granularidad que combinan fuentes públicas con datos privados, información en tiempo real y análisis predictivo.
Este enfoque permite a los gestores de los destinos y rutas turísticas adaptar su oferta a los perfiles emergentes de visitantes, detectar patrones de saturación en entornos frágiles o evaluar con precisión el impacto ambiental, económico y social del turismo.

Plataformas conectadas: tecnología al servicio del territorio
En la práctica, estos sistemas de inteligencia turística integran paneles interactivos, visualización GIS, cruces automatizados de datos y módulos de análisis específicos para la toma de decisiones. Gracias a la interoperabilidad con fuentes externas, permiten ofrecer una imagen fiel y dinámica del territorio, útil tanto para el diseño de políticas públicas como para la orientación del tejido empresarial local.
Una de las claves de estas soluciones es su modularidad: pueden combinar desde mediciones de aforo y análisis de sentimiento en redes sociales, hasta modelos de predicción de demanda turística por segmentos o territorios. Esta información es fundamental para establecer estrategias de desestacionalización, diversificación de productos o adaptación climática.
Proyectos que miden, transforman y comunican
Un caso paradigmático de este tipo de soluciones es el proyecto piloto Xato Cube en la Marina Baixa (Alicante), financiado con fondos europeos y desarrollado por Inteligencia Turística. Un piloto que incorpora tecnologías de IA, big data y contenidos audiovisuales en un entorno físico-digital para dinamizar y diversificar el turismo en municipios como Benidorm, Altea o La Nucía.
Además de ofrecer una experiencia inmersiva al visitante, el proyecto permite recoger datos clave sobre su comportamiento y expectativas, ayudando a las administraciones y empresas a tomar decisiones basadas en evidencia. La posibilidad de medir el impacto medioambiental y social del turismo —algo que tradicionalmente ha sido complejo— se convierte en una realidad gracias al uso de IA y modelos de análisis territorial.
Sostenibilidad y regeneración territorial basada en evidencia
Más allá de la digitalización, crece la necesidad de aplicar indicadores objetivos que evalúen la sostenibilidad real de un destino y su impacto regenerativo. Esto incluye desde la huella de carbono por visitante hasta la presión sobre los recursos hídricos o el acceso a servicios por parte de la población local.
El uso de plataformas de inteligencia y observatorios turísticos de impacto local permite no solo visualizar estos datos, sino relacionarlos entre sí y establecer alertas o recomendaciones automáticas para una gestión proactiva. Así, la sostenibilidad deja de ser un discurso y se convierte en una métrica integrada en la planificación, convirtiendo los territorios en laboratorios para un turismo regenerativo
Del dato a la gobernanza responsable
Una de las transformaciones más relevantes que trae consigo esta tecnología es la posibilidad de generar espacios de gobernanza compartida. Al disponer de datos accesibles y comprensibles para todos los actores del ecosistema turístico —desde técnicos municipales hasta pymes o colectivos vecinales— se promueve una toma de decisiones más transparente, participativa y eficaz.
Este enfoque de “datos al servicio del territorio” contribuye no solo a mejorar la competitividad turística, sino a fortalecer la cohesión local, la diversificación económica y la resiliencia ante futuras crisis.
El turismo inteligente no es solo una cuestión de sensores y paneles de control: es un modelo de gestión que pone el conocimiento en el centro. Y en ese modelo, la inteligencia artificial, el análisis de datos y las soluciones de interoperabilidad son herramientas clave para hacer del turismo una actividad más sostenible, inclusiva y adaptada al siglo XXI.
En territorios como la Comunitat Valenciana, esta transición a un modelo de turismo regenerativo ya está en marcha. Y no lo lideran los algoritmos, sino las personas que entienden que, en el turismo del futuro, los datos no solo informan: transforman.
Celia Romero
CEO de Inteligencia Turística