A las puertas de que 2024 se despida, los momentos agridulces pasarán por nuestra memoria. Algunos formarán parte del olvido y otros permanecerán. Habrá personas que nunca volverán, aunque caminen a nuestro lado de otra manera, inexplicable. Y “cosas” que desaparecerán, habiendo cumplido un ciclo repleto de enseñanzas.
Cual niños ilusionados escribiremos una carta imaginaria a los Reyes Magos, aún sabiendo que la magia está en nosotros mismos y en nuestra capacidad de luchar por alcanzar aquello que anhelamos. Las metas siempre se consiguen. Sólo hay que tener claro el objetivo, creer que puedes conseguir aquello que ansías tener e iniciar la carrera que nos lleve a ello. No importa el tiempo empleado, sólo ser conscientes de nuestra valía y de que pase lo que pase, la meta está siempre delante de ti. No vale la pena mirar al pasado. El destino te espera.