El sector de la energía y los servicios públicos está experimentando una importante transformación impulsada por los avances tecnológicos y la evolución de las expectativas de los clientes. En las tres últimas décadas el sector, que comenzó como un servicio predominantemente regulado, ha evolucionado hacia la desregulación y un entorno altamente competitivo en la mayor parte del mundo desarrollado. Se ha enfrentado a crisis geopolíticas mundiales que han tenido un impacto significativo en los precios de la energía y en el origen de la misma, pandemias e interrupciones de la cadena de suministro, al tiempo que ha sido testigo de avances tecnológicos como la introducción del IoT, la computación en la nube, la ingeniería digital y la inteligencia artificial. Estos avances han reconfigurado significativamente el sector y lo han convertido en una de las principales industrias para las inversiones públicas y privadas. Al mismo tiempo, las organizaciones se enfrentan hoy en día a objetivos de sostenibilidad y de cero emisiones netas.
La modernización de los activos y la demanda de experiencias digitales como aplicaciones móviles, autoservicio o chatbots a la altura de las empresas financieras, de telecomunicaciones o minoristas, se han convertido en la necesidad del momento y en hitos significativos para las empresas de servicios públicos. Como tal, la implementación de tecnologías avanzadas ha dado lugar a una mayor eficiencia y una mejor experiencia del cliente. Estos avances tecnológicos han beneficiado a la industria y a los organismos gubernamentales, proporcionando información sobre el rendimiento en tiempo real y las necesidades de mantenimiento a través del análisis de datos y la IA. No hay más que ver la introducción de los contadores inteligentes.
De cara a los próximos 30 años este sector se centrará en la creación de valor, la innovación mediante la combinación de la experiencia empresarial y de procesos con plataformas digitales inteligentes como los datos de contadores inteligentes al 100 %, los intercambios de flexibilidad y las centrales eléctricas virtuales para optimizar las operaciones empresariales y pasar de productos y servicios basados en tarifas, a un modelo de negocio de «energía como servicio» para los segmentos B2C y B2B. La colaboración con otras industrias será crucial para el éxito de este sector. Por ejemplo, el gobierno del Reino Unido introdujo un mandato de vehículos de emisiones cero a partir de 2024. El mandato exige que el 22 % de los coches nuevos vendidos en 2024 sean vehículos de emisiones cero, para aumentar así este porcentaje con el tiempo. En Noruega la cifra se acerca ya al 82 %. En España la producción de vehículos de cero y bajas emisiones durante el primer mes de 2024 (vehículos eléctricos, híbridos enchufables, híbridos convencionales, gas natural y GLP) ha aumentado un 11,9 % con respecto a 2023, con un total de 42.275 unidades, suponiendo el 18,3% de la producción.
Por otro lado, la empresa de energía y servicios Centrica, que tradicionalmente ha vendido electricidad y gas, está colaborando con otras industrias para encontrar su lugar en el ecosistema de los hogares inteligentes y los vehículos eléctricos generando una nueva fuente de ingresos. En el caso de España, por ejemplo, Repsol consolida su liderazgo en la aplicación de IA generativa en sus operaciones con la puesta en marcha de un Centro de Competencias en esta materia. Este centro, el primero en el sector energético en Europa, explorará las nuevas posibilidades de desarrollo y aplicación que ofrece la IA para acelerar la transformación de la compañía y conseguir su objetivo de ser cero emisiones netas en 2050. Otro ejemplo sería Cepsa, donde la transición energética ofrece grandes oportunidades para esta compañía, sus clientes, la economía y toda la sociedad en general. Retos como la descarbonización o la movilidad sostenible para alcanzar el reto de emisiones cero netas en 2050 son proyectos que ya tiene en marcha esta compañía.
Además, la implantación de tecnologías punteras y novedosas, como la IA generativa, puede impulsar el crecimiento empresarial, reducir los costes de los servicios y mejorar la experiencia interna y externa. Igualmente, permite al sector disponer del ancho de banda necesario para la innovación espontánea y seguir siendo relevante en el mercado.
Ana Belén González Bartolomé
Head of Manufacturing, Logistics, Energy and Utilities para España, Portugal e Italia, Cognizant