La Unión Europea debería cuadruplicar su inversión en el sector de los semiconductores y crear un presupuesto independiente para esta industria, según ha solicitado oficialmente la asociación SEMI (Semiconductor Equipment and Materials International), que representa a empresas del ecosistema mundial de chips, en su respuesta a las consultas públicas de la Comisión Europea sobre el próximo marco financiero plurianual (2028–2034).
Tal y como publica Reuters, la propuesta se enmarca en los crecientes esfuerzos institucionales y del sector para impulsar una posible Ley de Chips 2.0, con el objetivo de corregir las debilidades actuales de la estrategia europea en este ámbito. SEMI ha instado a que la Comisión destine 20.000 millones de euros directamente desde el presupuesto comunitario, lo que, según sus estimaciones, podría activar más de 260.000 millones de euros en inversiones totales combinadas entre fondos públicos y privados.
Actualmente, la participación financiera directa de la Comisión Europea en la actual Ley Europea de Chips asciende a solo 4.500 millones de euros de los 43.000 millones anunciados, según un informe del Tribunal de Cuentas Europeo. El 80 % de los fondos públicos ha sido aportados por los Estados miembros, lo que, en opinión de SEMI, ha generado una fuerte disparidad entre países y requiere una intervención más cohesionada desde Bruselas. “Un presupuesto separado permitiría igualar las condiciones en toda la región”, señala la organización.
SEMI advierte de que la UE sigue dependiendo “de forma extensiva de proveedores no europeos” para la mayoría de los chips avanzados y componentes críticos de la cadena de suministro. Además, identifican importantes lagunas en tecnologías clave como chips avanzados de inteligencia artificial y soluciones cuánticas. Pese a los objetivos comunitarios de alcanzar un 20 % de cuota de mercado mundial en semiconductores para 2030, las previsiones actuales apuntan solo a un 11,7 %, lo que dejaría al bloque muy por debajo de su meta, según los auditores europeos.
El nuevo marco presupuestario de la UE será anunciado el próximo mes de julio, y marcará las prioridades de inversión del bloque para la próxima década. La industria espera que la Comisión aproveche la oportunidad para reforzar su apuesta por un sector considerado crítico para la soberanía tecnológica europea.