Mientras la economía europea avanza hacia una recuperación moderada en 2025, el sector tecnológico se consolida como uno de los pilares estratégicos para la competitividad y el crecimiento a largo plazo. Según datos oficiales de la Comisión Europea y Eurostat, la economía del dato y la digitalización están ganando peso en el producto interior bruto (PIB) de la Unión, con previsiones que apuntan a un incremento sostenido en los próximos años.
La Comisión estima que la economía del dato podría representar cerca del 4 % del PIB europeo en 2025, frente al 2,6 % en 2019. Este crecimiento está impulsado por la expansión de infraestructuras digitales, la adopción de inteligencia artificial y el uso cada vez más generalizado de tecnologías en la nube y análisis de datos por parte de las empresas.
En 2024, el 45,2 % de las empresas de la UE adquirieron servicios de computación en la nube, y el 13,5 % utilizó tecnologías de IA en sus operaciones, un crecimiento significativo frente al 8 % registrado apenas un año antes. Estos avances reflejan un proceso de transformación digital que se está acelerando en todos los sectores productivos.
Las pequeñas y medianas empresas (pymes), que constituyen el 99 % del tejido empresarial europeo, también están avanzando en digitalización. En 2024, el 73 % de las pymes alcanzó al menos un nivel básico de intensidad digital, según el Índice de Intensidad Digital (DII) de Eurostat. Aunque esta cifra muestra una evolución positiva, todavía se encuentra por debajo del objetivo del 90 % marcado por la UE para 2030.
La Comisión Europea calcula que la transformación digital completa de la economía podría generar hasta 2,2 billones de euros adicionales al PIB de la UE para 2030, lo que equivale al tamaño combinado de las economías de España y Países Bajos en 2019. Sectores como la sanidad, el transporte y la industria podrían beneficiarse de importantes ahorros y mejoras en eficiencia mediante el uso de tecnologías como el big data, los gemelos digitales, el 5G o la automatización.
Además del impacto económico directo, la digitalización es también una herramienta para fortalecer la resiliencia europea frente a riesgos geopolíticos y comerciales. La Comisión promueve esta transición tecnológica a través de iniciativas como el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR), que financia proyectos vinculados a infraestructuras digitales, ciberseguridad e innovación.