¿Cómo le explicarías a tu madre lo que haces? Seguro que te habrá pasado alguna vez. Yo le respondí con la frase del título de esta publicación: “Mamá, me dedico a lo barato sale caro”. Sí, me puso la misma cara que debes estar poniendo tú, pero, si me das un minuto te contaré dos cosas que seguramente te hagan ahorrar en tus próximos proyectos. Solo un minuto.
Le comenté a mi madre que le pondría un ejemplo de lo que hacía para que lo entendiera mejor. Le dije, mamá te doy a elegir dos detergentes para fregar la vajilla, uno es esta marca tan conocida y el otro, esta otra marca blanca que cuesta casi la mitad. Mi madre me miró y me dijo que, por supuesto, que elegiría la famosa marca, “ya sabes que es la que usamos en casa, ¿no sabes ya que dura casi treces veces más que los otros?”. Entonces le comenté que a eso es a lo que me dedicaba, a enseñar a la gente qué detergentes costaban más, pero que a la larga resultaban más baratos que otros cuyo precio unitario era menor, pero daban menos servicios.
¿Hijo vendes detergente? No, mamá hago lo mismo, pero para proyectos de desarrollo de software. Ahora, querido lector déjame que te muestre algún ejemplo de cómo trasladar «lo barato sale caro» a tu día a día con los proyectos.
En un caso real un cliente nos llamó para realizar una auditoría del desempeño en el desarrollo de una serie de proyectos de dos tecnologías de desarrollo para comprobar cómo era su eficiencia con respecto al mercado. Revisamos los proyectos, comparamos el esfuerzo con respecto a la cantidad de producto software y vimos que la eficiencia era mejor que la media del mercado.
Como lo barato sale caro le pedimos al cliente que no solo hiciéramos un benchmarking de eficiencia (que es como se llama técnicamente la comparación) sino que hiciéramos también un benchmarking de calidad.
Este arrojó un resultado inesperado. La cantidad de errores detectados en UAT en estos proyectos era enorme comparada con la que se detectaba en la media del mercado. Para encontrar la causa raíz revisamos el número de casos de prueba y para nuestra sorpresa la cantidad de casos de pruebas para realizar en dichos proyectos eran muy inferior al mercado.
Esto hacía que la eficiencia fuera virtualmente mejor, pero poniendo un producto de peor calidad que necesitaba corregir sus errores en producción, donde son más caros.
Es algo relacionado con el concepto definido por Gartner como coste total de propiedad o «total cost of ownership». El coste del proyecto no debe ser únicamente el coste del desarrollo, sino el coste total hasta que funcione correctamente en producción.
Piensa en la diferencia de precio entre una bombilla de bajo consumo y una bombilla normal. El coste de adquirir la primera puede ser más alto, pero en el ahorro en el consumo y en la vida útil la hacen una inversión menos costosa.
Pero ¿cómo evitar lo barato sale caro? Pues teniendo en cuenta tres factores. Uno de ellos sería, saber cómo estoy. Muchas veces asumimos que lo que hacemos nosotros es lo correcto «per se», pero necesitamos tomar aire fresco y revisar lo que hacen los demás para ver si realmente estamos en lo correcto o no. Tenemos que compararnos con el mercado para ver si nuestras suposiciones son correctas.
Otro factor fundamental es tener una visión 360. Lo ideal es tener una visión amplia, tan amplia como puedas, no fijarte únicamente en un parámetro como coste o esfuerzo para evitar, como en el caso que he mostrado, el coste se desviará a un lado donde quedaba oculto.
Y por último, aunque no menos importante, no nos podemos olvidar de la calidad. Siempre es la gran olvidada, pero un control de la calidad de los productos software te evitará siempre un coste oculto indebido, que al ser oculto es mucho más difícil de detectar y eliminar.
A partir de ahora no lo olvide, lo barato sale caro para lo justo y ahorra en coste y problemas.
Julián Gómez Bejarano
Chief Digital Officer LedaMC