Intel se ha convertido en un posible objetivo de adquisición por parte de Broadcom y TSMC, según informes de medios como The Wall Street Journal, Bloomberg y The New York Times, citados por CRN.
De hecho, según The Wall Street Journal, Broadcom habría «discutido informalmente con sus asesores hacer una oferta» por el negocio de diseño de chips de Intel, que incluye sus procesadores Core y Xeon para PCs y servidores, respectivamente. Sin embargo, el periódico indica que Broadcom solo consideraría realizar tal acción si se llegara a un acuerdo para que otra empresa comprara el negocio de fabricación de chips de Intel, conocido como Intel Foundry.
Por otro lado, TSMC ha «estudiado controlar algunas o todas las plantas de chips de Intel», según The Wall Street Journal. Bloomberg, por su parte, ha informado que el interés de TSMC se centraría en las plantas de fabricación de Intel.
En lo que coinciden los tres medios es que el acuerdo podría llevarse a cabo mediante un modelo de consorcio. Esto podría implicar que otros diseñadores de chips adquieran participación en el negocio de fabricación de Intel, según Bloomberg. The New York Times añadió que el acuerdo de consorcio también podría incluir a firmas de capital privado. Además, TSMC estaría buscando la aprobación de la Administración Trump.
Según The New York Times, Frank Yeary, presidente ejecutivo interino de Intel, ya habría mantenido conversaciones tanto con el Gobierno de Estados Unidos como con los principales directivos de TSMC sobre un posible acuerdo que separaría el negocio de fabricación de chips de Intel de su negocio de diseño de chips. A priori, el acuerdo se limitaría a las fábricas de Intel en Estados Unidos, aunque también podría incluir las fábricas del gigante de los semiconductores en otros países, como Irlanda e Israel.
Intel cerró un 2024 marcado por una serie de desafíos que culminaron con la inesperada salida de su CEO, Pat Gelsinger. La compañía, históricamente líder en la fabricación de microprocesadores, se vio presionada por la creciente competencia de fabricantes asiáticos como TSMC y Samsung, quienes lograron avances significativos en tecnología de nodos. A esto se sumaron dificultades en la cadena de suministro y una menor demanda en algunos segmentos del mercado. La salida de Gelsinger, quien había sido contratado para revitalizar la compañía, ha dejado a Intel en un momento crucial, con la necesidad de encontrar un nuevo CEO capaz de enfrentar estos desafíos y trazar una nueva hoja de ruta para el futuro.