Pat Gelsinger ha dejado de ser CEO de Intel. La compañía ha anunciado en un comunicado la jubilación de su hasta el 1 de diciembre máximo dirigente. Este movimiento se produce en medio de un cambio de estrategia que no está dando los frutos esperados, lo que ha llevado a la junta directiva de Intel a forzar la salida de Gelsinger.
Mientras la junta directiva busca nuevo CEO, Intel ha designado a David Zinsner, director financiero de Intel, y Michelle Johnston Holthaus, CEO de Intel Products, como codirectores ejecutivos interinos. Frank Yeary, por su parte, asumirá el rol de presidente ejecutivo interino.
Gelsinger asumió el liderazgo de Intel en un momento crítico y, a pesar de sus ambiciosos planes, no pudo revertir la situación de la compañía. Sus estrategias, especialmente enfocadas en fabricación e IA, no han dado los resultados esperados y han provocado la pérdida de contratos y la incapacidad de cumplir con los objetivos que se habían marcado. Las previsiones optimistas sobre acuerdos de IA, según Reuters, agravaron aún más la situación financiera de Intel.
El pasado mes de agosto, y tras anunciar unos resultados económicos correspondientes al segundo trimestre por debajo de las expectativas, Intel anunció un ambicioso plan de reducción de costes que implicaba una reestructuración profunda de la compañía. En este plan se incluían despidos masivos, recortes significativos en investigación y desarrollo, marketing y gastos administrativos, así como una reducción drástica de la inversión en capital. El objetivo era alcanzar un modelo de negocio más sostenible y eficiente, y, para lograrlo, se iba a centrar en racionalizar sus operaciones, optimizar su cadena de suministro y mantener las inversiones estratégicas necesarias para asegurar su liderazgo en la industria de semiconductores.
Pat Gelsinger abandona Intel mucho antes de completar este plan. El ya ex CEO de Intel asumió el cargo con la promesa de recuperar el liderazgo de la compañía en fabricación de chips y se va dejando a Intel en una posición desfavorable frente a rivales como TSMC y Nvidia. Bajo su dirección, el valor de mercado de una empresa que, hace años, marcaba el camino a las demás, se ha reducido drásticamente.