En un mundo en el que todo evoluciona a gran velocidad y donde la sociedad bascula entre modas y tendencias que modifican con frecuencia sus preferencias, sus hábitos y sus necesidades, resulta inevitable que las empresas se adapten a ese ritmo si realmente desean tener un negocio rentable y con proyección de futuro. No solo las grandes compañías, también las pymes necesitan dar respuesta a esa demanda cambiante mediante una adaptación constante a las nuevas tendencias que marca el mercado.
La empresa que se estanca, que no innova, que no evoluciona en su manera de hacer las cosas y en el tipo de productos o servicios que ofrece a sus clientes, está sentenciada, pues en esta carrera de fondo que es el mundo de los negocios, siempre habrá alguien que le adelante por la derecha o por la izquierda, y antes de que se dé cuenta estará fuera de la carrera.
Se habla mucho en los últimos tiempos de transformación digital. Obviamente, porque todos los cambios que hoy día se acometen en prácticamente cualquier entorno profesional, empresarial o industrial llevan implícita la tecnología. No puede ser de otro modo. Sin embargo, en Watch&Act nos gusta hablar de transformación “a secas”, porque más allá de la tecnología, o además de ella, hace falta también modificar conceptos, planteamientos, puntos de vista, procedimientos, e incluso la propia visión estratégica del negocio.
La tecnología es la herramienta, pero no el fin. El fin es conseguir que nuestra empresa sea capaz de identificar cuáles son las herramientas que mejor pueden ayudarle a cambiar aquellos aspectos que debe modificar para adaptarse, e incluso adelantarse, a las preferencias de los consumidores o clientes, para ser capaz de diversificarse y buscar nuevas alternativas de negocio, siempre con el objetivo de mantener su crecimiento y estabilidad a largo plazo.
Convertir los huesos en cartílagos
En ese objetivo, uno de los aspectos clave es la flexibilidad. Cuando algo lleva años funcionando de la misma manera existe miedo a cambiar de forma radical su funcionamiento, y muchas startups o emprendedores disruptivos aprovechan este contexto para encontrar su nicho de mercado y adelantar incluso a las grandes empresas, por el hecho de ser capaces de adaptarse mejor y más rápido a las necesidades de los usuarios.
Por ello, en este sentido las startups son un buen ejemplo a imitar. Aprovechar algunas de sus fórmulas puede ayudar a las empresas tradicionales a multiplicar su agilidad en la identificación y aplicación de los cambios, de manera que consigan convertir sus “huesos” en “cartílagos”, más flexibles y adaptables a cada situación del mercado.
Otro factor esencial en los procesos de transformación radica en conseguir que apliquen directamente a la mejora de la rentabilidad del negocio. Desde nuestra experiencia de varios años acompañando a nuestros clientes en la implantación de nuevos modelos o procedimientos, venimos observando cómo muchos cambios que acometen las compañías en sus diferentes departamentos requieren un importante esfuerzo de implantación y asimilación pero obtienen realmente un escaso impacto positivo en sus negocios.
Confianza y compromiso de los empleados
Cada empresa se encuentra en un estado diferente de madurez, tiene distintas necesidades de cambio y se ve amenazada en mayor o menor medida por sus competidores. Por ello, resulta esencial dar importancia a la transformación en sí misma, definiendo un equipo responsable para liderarla, analizar el punto de partida y definir el objetivo a alcanzar. Tiene que haber confianza en el camino del cambio, ya que el cambio es gradual y los resultados no se observan en el corto plazo. Y por supuesto, debe existir una convicción clara del equipo societario, del equipo directivo y de los profesionales que componen la empresa.
Efectivamente, el último aspecto a destacar, y tal vez el más esencial, en un proceso de transformación empresarial, son las personas, ya que su motivación y su alineamiento con la estrategia corporativa resulta determinante a la hora de culminar con éxito este camino hacia el cambio.
La relación entre el compromiso y la competitividad empresarial está sobradamente probada. Sin duda, el mejor pasaporte para el éxito del negocio es siempre una masa laboral motivada y con sentimiento de pertenencia a la compañía. Pero cuando ésta se encuentra inmersa en pleno proceso de transformación, la importancia de conseguir la complicidad de los empleados es aún mayor, y saber gestionar esa motivación resulta clave. Para ello, existen herramientas que ayudan al equipo directivo a integrar un modelo de gestión del compromiso que sea capaz de vincular la implicación de los empleados con los KPIs del negocio.
Enfoques de la transformación
En definitiva, para que un proceso de transformación empresarial sea exitoso, habría que coordinarlo desde cuatro enfoques interrelacionados:
- Análisis de la mejora del negocio de acuerdo con su situación actual, búsqueda de nuevos productos y servicios y de modelos de negocio alternativos.
- Adaptación de la cultura corporativa para transmitir el reto compartido que representa la transformación, utilizando herramientas y protocolos contribuyan a movilizar el compromiso del empleado.
- Construcción de una estructura organizativa que ofrezca la flexibilidad necesaria para acometer los cambios con un alto grado de profesionalidad y responsabilidad.
- Definición de los programas que recojan las acciones de impulso del negocio, integrados en la estructura de forma participativa e intercomunicada.
Si integramos estas propuestas en el proceso de transformación de nuestra empresa seremos capaces de convertirla en un ente vivo, en constante evolución y aprendizaje del entorno, para ofrecer lo mejor de sí misma a una sociedad cada vez más exigente, y con la innovación como principio para sacar el máximo partido a lo que la tecnología y los nuevos modelos económicos nos ofrecen.
Jesús Muñoz
Socio responsable de Innovación de Watch&Act