Check Point está de celebración. Sus 25 años de vida le han convertido en un referente, y más si tenemos en cuenta que el fundador de la compañía fue el inventor del firewall, tal y como recuerda Mario García, director general de Check Point para España y Portugal.
Como ocurre en muchas de las historias de la vida empresarial, tres amigos se unieron para proteger al mundo y hoy esa compañía cuenta con más de 100.000 clientes, en 88 países y más de 5.000 empleados, de los cuales casi 1.500 se enfocan al I+D, demostrando la importancia que para la compañía tiene la innovación.
El mayor cambio para García, es la reconversión hacia lo digital en los últimos años en un mundo en el que todo es digital, y en el que hay que intentar que las cosas no sucedan, una de las premisas de la organización israelí porque, tal y como recuerda, “una cosa es detectar y no hacer nada y otra detener la amenaza”.
Y más en un momento en el que los ciberdelincuentes se están profesionalizando e industrializando los ataques que nos hacen llegar, añade Eusebio Nieva, director técnico de Check Point para el mercado ibérico. No en vano la industria alrededor del cibercrimen supera el trillón y medio de dólares, recuerda, situándose al nivel de la decimotercera economía del mundo. Y creciendo año tras año…
Pero” podemos protegernos”, asegura. “Tenemos la tecnología para hacerlo si bien siempre se debe aplicar la misma en función de los ataques que vayamos a recibir, que se ajusten a la amenaza”.
Por todo ello predice que los ataques no van a descender. “Hay un negocio muy importante en los mercados ocultos”, apunta “y una escasez de profesionales en el mercado de la seguridad”, subraya, si bien desde Check Point se forma a los mismos no solo para el área de ventas, también para el I+D, manifiesta. “Somos una de las compañías que más talento reclutamos de las universidades para esto”, puntualiza.
¿Las mayores amenazas? Desde Check Point alertan sobre la rápida transformación del ransomware en los últimos tres años, mejorando la arquitectura del malware para aumentar su precisión y las técnicas para acceder a las botnets. Aunque también han ha cambiado el objetivo de sus campañas, con capacidad para cifrar los recursos de las redes corporativas, multiplicando así su poder y alcance. Y todo ello sin olvidar la precisión en los ataques más sofisticados y masivos, en los que varios archivos se infectan de manera simultánea.
La siguiente etapa, aseguran desde la compañía, el uso de bonets: redes constituidas por un gran número de equipos informáticos que han sido «secuestrados» mediante el uso de malware, de forma que sus recursos pueden ser utilizados por un tercero. Al contar con el control de cientos o miles de equipos, una botnet puede utilizarse para enviar ransomware de forma masiva.