La covid-19 nos ha dejado varios retos, entre ellos el de la necesidad del control de aforos por seguridad. Un control más necesario, si cabe, en las grandes ciudades que concentran un gran número de personas en el sector ferroviario. Grandes masas de personas en estaciones de Metro y ferrocarril y en sus vagones suponen un peligro a evitar. Algo que, además, provoca una insatisfacción en los pasajeros y un problema para los operadores porque favorece los retrasos y puede afectar a la seguridad. Un reto que se agrava cuando se incrementa la demanda de usuarios. El número anual de pasajeros de Metro a escala global superó los 62.000 millones antes de la crisis ocasionada por la COVID-19, lo que representa hasta un 40 % en tan solo siete años, aumentando a un ritmo de más del 5 % al año. Y, aunque con la pandemia la tendencia ha sido a la baja, al menos de manera temporal, ha puesto de manifiesto los peligros de las aglomeraciones en todos los sentidos y la necesidad de materializar el distanciamiento físico.
Desde la empresa de seguridad Thales reconocen que gestionar las aglomeraciones no es sencillo porque los ferrocarriles son complejos y hay cientos de localizaciones que supervisar, incluidos los trenes. A lo que debemos añadir que, si los operadores de transporte detectan aglomeraciones, también necesitarán una vía para dirigir a los pasajeros hacia zonas menos ocupadas en los trenes y en las plataformas. Por ello, Thales ha lanzado DIVA, su nueva solución para controlar el distanciamiento físico y dirigir a los pasajeros en caso de aglomeración.
DIVA ayuda a disminuir las aglomeraciones al reducir los tiempos de espera mejorando la seguridad general del pasajero, la comodidad y su experiencia de viaje. ¿Cómo? Utilizando las cámaras CCTV de los trenes y los andenes para medir la cantidad de personas, sin sensores adicionales. El volumen de personas se calcula en tiempo real gracias al análisis de vídeo y se dirige a los pasajeros a través de las pantallas dispuestas en la plataforma, que muestran los vagones del próximo tren que están más o menos concurridos con tres niveles de ocupación (los códigos por colores en rojo, verde y amarillo se emplean para indicar la densidad). Los mapas de calor de las estaciones y los trenes se utilizan en los centros de control de operaciones para supervisar el movimiento de pasajeros en todo el sistema. Además, el análisis de vídeo se puede aplicar también a la entrada ilegal a las plataformas y ver si todavía quedan pasajeros a bordo cuando el tren finaliza su trayecto.