El mercado mundial de smartphones apenas creció un 0,2 % en el primer trimestre de 2025, con 296,9 millones de unidades vendidas, según Canalys (Omdia). El fin del ciclo de reposición y la contención de inventarios han frenado la recuperación. Samsung lideró con 60,5 millones de unidades, seguida de cerca por Apple, que creció un 13 % interanual impulsada por Asia-Pacífico y Estados Unidos. Xiaomi mantuvo su tercer puesto, con una sólida estrategia multirregional. En este contexto plano, la rentabilidad dependerá menos del volumen y más de la eficiencia en la ejecución.
El informe subraya un entorno regional complejo, con caídas en mercados anteriormente dinámicos como India, Latinoamérica y Oriente Medio, señal de una saturación en el segmento de entrada. En Europa, los fabricantes afrontan el impacto del nuevo reglamento de ecodiseño y desajustes en las gamas media y baja. Mientras tanto, África y China continental ofrecen oportunidades selectivas, gracias al dinamismo retail y a los subsidios públicos. Este mapa obliga a repensar la cadena de suministro y la localización de operaciones para preservar márgenes en contextos normativos cambiantes.
Estados Unidos destaca como el mercado con mejor comportamiento, con un crecimiento del 12 % interanual, pero los riesgos arancelarios y los cambios en la cadena de suministro ya presionan las decisiones estratégicas. Apple ha comenzado a trasladar parte de su producción a India, anticipándose a la inestabilidad en las políticas comerciales. Este movimiento marcará tendencia, especialmente en un entorno donde se prevé una menor disponibilidad de modelos de entrada y un aumento de los precios medios. La presión sobre las estructuras de coste se trasladará directamente a las estrategias de producto y distribución.
A pesar del débil arranque del año, los grandes fabricantes mantienen sus objetivos anuales. Las perspectivas de recuperación en algunas regiones y los lanzamientos de nuevos modelos sostienen un optimismo moderado. Sin embargo, los líderes del sector deberán enfocarse en tres ejes: optimización de la cadena de valor, adaptación rápida a entornos regulatorios locales y protección de rentabilidad en un ecosistema más competitivo. Quienes logren equilibrar agilidad operativa con visión estratégica estarán en mejor posición para capear la volatilidad de los próximos trimestres.