Parece que la tecnología no es sólo un hilo conductor, o “el facilitador del progreso”, que vive en un mundo paralelo, que no ajeno, a los vaivenes socio económicos. Pero la realidad es que, hoy por hoy, el mercado sigue demandando mejoras en los sistemas informáticos. Mejoras que aceleren la productividad, que aumenten el control de los procesos y que ahorren costes.
Esta rápida evolución de los servicios tecnológicos genera una necesidad de personas para realizar los proyectos. La tecnología y su implantación la realizan personas. Lo que, cada día más, genera una demanda creciente de profesionales con experiencia y, en el caso de tecnologías especialmente novedosas, el número de personas con esa experiencia es bastante limitado. Esta demanda continua en la que estamos sumidos todos los proveedores de servicios, sea cual sea nuestra naturaleza, acelera la demanda de recursos, personas en este caso. La necesidad de disponer y contratar al personal necesario parece que hace imprescindible subir las ofertas salariales. Pero, de esta forma, el problema se traslada a las empresas donde trabajan estas personas que, a su vez, tienen que cubrir las bajas ya que esto genera una espiral inflacionista. Y, todo ello en un mundo donde la batalla de precios con los clientes recorta cada vez los márgenes de maniobra.
Ante esta situación, todas las empresas tienen la preocupación de poder mantener a las personas y, de esta forma, no perder el talento/conocimiento. Luchamos, pero a la vez fomentamos la rotación. En estos cambios, el empleado que se va, siempre se lleva una parte importante del conocimiento y, su sustituto tardará mucho tiempo en adquirirlo.
Las empresas que no fidelizan a sus empleados, que no les hacen sentir parte de la misma y no les garantizan una carrera profesional atractiva, tienen todas las de perder. Si el interés del empleado está sólo en la retribución siempre encontrará otra empresa que, debido a sus necesidades, esté dispuesta a pagar algo más.
Podríamos pensar que esta situación beneficia a los individuos que obtienen subidas salariales importantes en tiempos cortos, sin embargo, esto no siempre es así: el ciclo de vida laboral es importante y los pasos por los diferentes estadios de experiencia son necesarios para adquirir la cualificación necesaria. Sería algo similar a cómo adquirimos la experiencia entre el paso de la niñez a la madurez y, en cómo nos resultaría imposible saltarnos esos pasos.
Pero en el ciclo de vida profesional nos lo saltamos. La demanda crece en tal medida que el mercado está falto de personas con cada uno de los diferentes grados de madurez necesarios para acometer nuestros diferentes servicios. Repercutimos con ello a los clientes o a las personas que sí están fidelizadas a las marcas y que cubren las carencias de otros.
Se ve auténticos mercenarios que hacen crecer su currículo y su salario apoyados por esta situación de alta demanda. Se ve a las empresas de servicios haciendo oídos sordos a esta situación. Pero creo que nos equivocamos. Por un lado perjudicando directamente a los profesionales ya que se ven tentados a asumir puestos con responsabilidades sin tener la experiencia y los conocimientos necesarios, dando lugar, a corto plazo, a peores resultados para su carrera profesional, y por otro, la empresa se resiente. Se pierde calidad de servicio, y se encarecen costes. Esto, a corto o medio plazo, perjudica a todos. Desde los clientes que no ven cumplidas sus expectativas, o al menos no sin situaciones de “caos”, con el daño que conlleva en productividad, coste y desgaste de compañía, a los trabajadores que sufren su propia osadía de haber crecido rápido en situaciones demasiado comprometidas.
Según fuentes especializadas, la mayoría de las empresas de IT sufren más de un 15 % de rotación, que en el año 2022 llegó a superar el 30 %. La solución no es tratar de frenar una situación que está fuera de nuestro control sino trabajar en hacer partícipes a los empleados en la empresa, que conozcan los objetivos y los sientan como propios, que sepan que tienen por delante una carrera profesional atractiva, en definitiva, que permanezcan y crezcan con la empresa.
Si la empresa crece y tiene buenos resultados, los empleados se beneficiarán al igual que la propia empresa, en definitiva, es fundamental que sientan que el realizar el trabajo de cada día es algo gratificante y no un sacrificio a cambio de un salario.
Nos encontramos en la segunda o tercera etapa de la digitalización (se repite en titulares) y mientras, estamos en medio de esta crisis de recursos y calidad de servicio. La apuesta no es otra que mantener y fidelizar a las personas que trabajan con nosotros, hay que darles carrera profesional y seguridad y, como siempre, manteniendo un equipo feliz por trabajar. Sé de lo que hablo. Por supuesto es posible. La experiencia más reciente me lo confirma. Creo firmemente que es mejor cuidar a nuestra gente y no caer en la trampa. Esa es una pregunta que mi Comité de Dirección sabe responder con claridad, primero las personas, sean de nuestro equipo, o sean de nuestros clientes.
Este año volvemos a tener un índice de rotación menor del 3 %, frente al 15 % de referencia del mercado. Nuestros clientes se mantienen con nosotros, y la empresa crece con una sonrisa.
David Fernández Camarero
CEO de Deiser