De la “smart school” a la realidad aumentada
Las nuevas tecnologías han irrumpido en en el sector educativo de una forma espectacular. A día de hoy es ya algo habitual en colegios de primaria o institutos el uso de pizarras digitales, tablets o portátiles con aplicaciones educativas de apoyo, etc., y en universidades y centros de formación, los campus virtuales están pasando de ser un canal complementario de comunicación entre profesores y alumnos al canal primario de esta comunicación. Esta avalancha tecnológica en el aula, con las ingentes necesidades de infraestructura y servicios TIC que acarrea, supone un claro reto para los responsables de tecnología de los centros y de las autoridades académicas.
El primero de ellos está relacionado con gestionar la movilidad. Dado que la mayoría de aplicaciones y servicios se basan en dispositivos móviles, la red Wi-Fi va a tener la capacidad necesaria, en términos de ancho de banda y de capacidad de dar conectividad a usuarios, para satisfacer la demanda de acceso a red, no sólo de profesores y alumnos, sino también del creciente número de dispositivos autónomos instalados.
Pero las nuevas tendencias tecnológicas plantean retos añadidos. ¿Se puede hablar del fenómeno Internet of Things (IoT) en un entorno educativo? No cabe duda. Cada vez más dispositivos “wearables”, cámaras, sistemas de control, pizarras digitales, etc. que se conectan a las redes Wi-Fi de los centros. Además se ha empezado ya a hablar del concepto “smart school”, similar al de “smart city”, como un entorno en el cual los dispositivos inteligentes toman cada vez mayor protagonismo. Todas estas novedades son un reto para la gestión de la red, pero sobre todo para la red inalámbrica, ya que muchos de estos dispositivos IoT se conectan por Wi-Fi: videocámaras, controles de acceso, sistemas de climatización, sensores de todo tipo, etc.
En otros paises ya hay iniciativas de aplicación de la tecnología de la realidad aumentada en el aula. Las tecnonogías de realidad virtual y aumentada permiten acceder a experiencias educativas desconocidas hasta ahora, y son aplicables a múltiples tareas, desde una clase de historia a un trabajo de campo. Es una tecnología cada vez más asequible, y hay ya centros que están empezando a experimentar con ella. Pensemos en las gafas de cartón de Google y varias aplicaciones para este dispositivo orientadas específicamente para el aula, como es el caso de Expeditions.
Por último, no debemos olvidar el papel que el director de TIC juega en todo este proceso y no es otro que el de asumir el liderazgo de esta revolución tecnológica en el aula. De lo contrario, los usuarios resolveran el problema por su cuenta, y el aula se convertirá en un batiburrillo de dispositivos dispersos, con escaso control por parte de TI. Esto provoca no pocos problemas, que van desde falta de garantias en cuanto a privacidad y seguridad de la información hasta un uso poco eficiente de los recursos destinados a tecnología.
Javier Jimenez, director general Extreme Networks