Desde el cuidado de las mascotas hasta los podómetros, de los recordatorios para no olvidar una toma de la medicación hasta los marcapasos, la capacidad de Internet de las cosas (IoT) para cambiar nuestra rutina diaria es enorme y, hasta la fecha, tan solo hemos visto una diminuta parte de su potencial. De acuerdo con Gartner, el Internet de las cosas facilitará un total de servicios por valor de 235 mil millones de dólares en 2016. Además de eso, se estima que para el año 2020, existirán unos 20.800 millones de «cosas» conectadas a Internet; si tenemos en cuenta que en 2015 la cifra era de 4.900 millones, todo apunta a que las posibilidades pueden ser infinitas.
Cuando se implanta de forma adecuada, IoT puede aumentar de manera significativa nuestra productividad y mejorar nuestra calidad de vida. Basta tocar un botón para tener bajo control todo en casa, incluso cuando el propietario está en otro país. El sector sanitario también se ha apresurado a adoptar el Internet de las Cosas para realizar el seguimiento de la información relacionada con el cuidado de la salud, como los latidos fetales y los niveles de glucosa en sangre, lo que ha reducido la necesidad de interacción directa entre el médico y el paciente. En el caso de las empresas, las soluciones y servicios también ofrecen la posibilidad de obtener nuevas fuentes de ingresos.
Sin embargo, a medida que dependemos más y más de IoT y de los dispositivos y servicios conectados, la presión que sufren las empresas aumenta, puesto que tienen que garantizar que esos mismos servicios no se interrumpen. Para ser fiable, los niveles de servicio no pueden fluctuar y tienen que ofrecer disponibilidad las 24 horas del día, los 7 días de la semana y los 365 días del año.
No ofrecer un acceso permanentemente activo a los servicios IoT, sobre todo al principio, podría representar un importante obstáculo para el progreso del sector. Incluso en los ejemplos más divertidos y desenfadados de la implantación de IoT (véase: la bandeja para huevos conectada), un mal servicio y una escasa conectividad pueden hacer que los consumidores se lo piensen dos veces antes de pagar o confiar en las ‘cosas’ conectadas.
Contabilizando el coste
El perjuicio económico es una de las amenazas a las que se enfrentan aquellos que no pueden garantizar la disponibilidad del servicio. Tal y como muestra el informe de disponibilidad Veeam Availability Report. El tiempo de inactividad cuesta a las empresas una media de 16 millones de dólares al año. Además, el 68 % de los responsables de la toma de decisiones TI reconoce que el tiempo de inactividad puede afectar al modo en el que clientes confían en la empresa y la marca.
El mayor reto para Internet de las Cosas es garantizar que un servicio cumple la exigente expectativa de que los datos de cliente, que se almacenan cada vez más en cloud, estarán disponibles para el usuario donde y cuando sea necesario.
Hace poco se dio un caso triste cuando el sistema de alimentación automático de mascotas de PetNet sufrió un corte de un servicio de terceros y se produjo una interrupción del servidor, lo que ocasionó un fallo en el producto inteligente de alimentación y muchos animales se quedaron sin comida en plenas vacaciones de verano. Fue un corte de servicio de 10 horas que afectó aproximadamente al 10 % de la base de usuarios, pero los clientes expresaron su descontento en masa en Twitter. Como era de esperar, no reaccionaron bien ante las instrucciones de Petnet de que debían alimentar a sus mascotas de manera manual mientras la empresa solucionaba los problemas con el servidor.
Cuidado con la brecha
El fallo de recuperación de Petnet pone en evidencia que contar con la solución correcta de backup y de recuperación en caso de desastre es fundamental para las empresas que adoptan IoT, si quieren garantizar la disponibilidad en esta era digital cada vez más conectada. La interrupción podría haberse minimizado si hubieran contado con las soluciones apropiadas. Algunas pueden reducir el tiempo de inactividad a apenas unos minutos, en lugar de tener un corte durante 10 horas.
Una de las maneras obvias de resolver este problema que afecta a la empresa sería asegurarse de realizar backups y snapshots con regularidad, para poder llevar a cabo la recuperación. A pesar de eso, no basta con limitarse a hacer backup. Los estándares actuales de backup y replicación en la mayoría de las empresas no piden nada más allá de las soluciones de backup tradicionales y obsoletas que ofrecen un bajo rendimiento y que no pueden ocuparse de los múltiples entornos en los que se alojan los datos, mucho menos poner a prueba esos backups para comprobar si realmente son de la calidad que se va a necesitar si finalmente hay que usarlos.
Desde el punto de vista de la seguridad, el mayor flujo de datos de los dispositivos conectados también debe estar protegido contra pérdidas y accesos no autorizados. Para evitar la amenaza de la perdida de datos, las empresas deben implantar protección prácticamente continua de datos, verificar dicha protección para garantizar la recuperación y utilizar herramientas de cifrado adecuadas para evitar accesos no autorizados.
La investigación de Veeam ha observado que, aunque las empresas han aumentado los requisitos de niveles de servicio para minimizar el tiempo de inactividad de las aplicaciones (96 %), o garantizar el acceso a datos (94 %), hasta cierto punto, en los últimos dos años, muchas siguen cometiendo errores costosos. Ahora que Internet de las cosas se está convirtiendo en un activo importante en la vida de las personas, no recuperar los datos de forma puntual no solo es un inconveniente, es un problema potencialmente grave. En esos casos, la principal prioridad debería ser reconectar a los usuarios con sus dispositivos y servicios.
Entender la disponibilidad
Las empresas con visión de futuro ya están incorporando la disponibilidad dentro de sus estrategias para los data centers y en los planes de modernización. La virtualización es un elemento establecido en la actualidad y hay pocas aplicaciones que las empresas y sus clientes no consideren «cruciales para el negocio». En el data center actual esto suele significar que la protección de datos sigue la regla del 3-2-1, que consiste en conservar 3 copias diferentes de los datos en 2 medios distintos, almacenando 1 de ellas en una ubicación off-site.
A medida que IoT siga trasformando los sectores, haciendo que las experiencias en casa y en el trabajo sean más eficaces, las empresas tendrán que garantizar que la disponibilidad está integrada en la planificación de estas implantaciones. Este tipo de tecnologías están permitiendo modelos de negocios altamente disruptivos y junto con la base de datos distribuida formada por cadenas de bloques (blockchain) y las plataformas IA, prometen ofrecer ventajas competitivas. No obstante, estas ventajas no significan nada si no hacen frente de manera adecuada al riesgo exponencial de perdida de datos que comportan.
Los líderes TI necesitan evaluar de manera apropiada estas plataformas y asegurarse de que cuentan con una estrategia de disponibilidad sólida que respalde sus objetivos digitales. Si se sitúa a la disponibilidad en el centro de la estrategia IoT, la innovación es posible, se genera confianza en el consumidor, las empresas se benefician de la digitalización y, sí, el perro come a su hora.
Alexis de Pablos
Director Técnico de Veeam Software Iberia