España se ha consolidado como uno de los países líderes en adopción de inteligencia artificial per cápita, con un 39,7 % de la población utilizando alguna forma de IA, según datos de Microsoft. Esta cifra no solo supera con creces la media global, sino que sitúa a España en el sexto lugar del ranking mundial, muy por delante de Estados Unidos, que se encuentra en el puesto 23.
La expansión de la IA ha alcanzado una velocidad histórica: más de mil millones de personas han usado alguna tecnología basada en IA en menos de tres años, un ritmo más rápido que el registrado por tecnologías anteriores como la radio, Internet o el teléfono móvil. Este crecimiento refleja cómo la IA se ha convertido en la tecnología general de propósito más rápidamente adoptada en la historia reciente.
Sin embargo, la adopción global de la IA no es uniforme. Según el informe de Microsoft, el acceso a esta tecnología está estrechamente vinculado al nivel de renta y a la disponibilidad de electricidad, conectividad y capacidad de computación. Cerca de 4.000 millones de personas, casi la mitad de la población mundial, aún carecen de la infraestructura básica necesaria para usar la IA.
El estudio distingue entre países desarrollados y economías emergentes. Mientras en naciones con altos ingresos más de la mitad de la población en edad laboral utiliza IA, en regiones de África subsahariana y algunas partes de Asia, la adopción no supera el 10 %. La falta de acceso no se limita a la tecnología: factores como la educación digital y la barrera del idioma también determinan quién puede beneficiarse de la IA.
A nivel de infraestructura, la concentración sigue siendo notable. Estados Unidos y China concentran aproximadamente el 86 % de la capacidad global de centros de datos y lideran en desarrollo de modelos avanzados, aunque la brecha de rendimiento entre países se está estrechando. Otros países, como Francia, Israel, Corea del Sur, Canadá y el Reino Unido, también han alcanzado posiciones destacadas en la creación de modelos de IA de frontera.
España, al igual que países como Irlanda, Noruega, Emiratos Árabes Unidos y Singapur, demuestra que una fuerte inversión en infraestructura digital, educación y coordinación de políticas puede impulsar la adopción de IA de manera rápida, incluso sin liderar la creación de modelos a nivel mundial. La experiencia histórica, desde la adopción tecnológica en Asia hasta la digitalización europea, muestra que aprovechar tecnologías desarrolladas en otros lugares puede transformar economías y sociedades.
El reto de cara al futuro es claro: extender la adopción de IA más allá de los segmentos con acceso tecnológico avanzado. Garantizar la disponibilidad de electricidad, conectividad, competencias digitales y soporte lingüístico serán claves para que la inteligencia artificial cumpla su promesa de ser una herramienta que beneficie a toda la población, no solo a quienes ya tienen privilegios digitales.











