Aunque en los últimos años la brecha de género en el entorno laboral se ha ido reduciendo, sigue existiendo especialmente cuando hablamos de puestos de responsabilidad. La diferencia entre hombres y mujeres va menguando en aspectos como el salario, la equidad o la inclusión, pero la presencia femenina en los consejos de administración y puestos directivos todavía es una asignatura pendiente.
Si tomamos como referencia las empresas del Ibex 35, las mujeres solo representan el 35,8 % de sus consejos de administración. Por otro lado, según el Global Center Gap Report 2022, elaborado por el FMI, de todas las mujeres trabajadoras, solo el 36,9 % desempeña cargos gerenciales o directivos. Esto significa que aún queda mucho por hacer para romper el famoso “techo de cristal” y que es un problema que afecta a empresas de cualquier tamaño y sector, en España y en todo el mundo.
Sin embargo, la presencia de mujeres líderes es clave para que una empresa sea realmente competitiva y rentable. Según la Organización Mundial del Trabajo, la presencia de la mujer en puestos directivos hace incrementar los beneficios entre el 5 % y el 20 %, además de contribuir a una mayor innovación, a mejorar la reputación y a atraer y retener talento, entre otras cosas.
Por tanto, hoy en día, resolver la desigualdad de género y fomentar el liderazgo femenino ya debería estar en la agenda de cualquier organización empresarial. En este punto, hay un aspecto esencial que no siempre se tiene en cuenta, y es el papel clave que tienen los hombres a la hora de que una mujer consiga un puesto de responsabilidad. Si la mayoría de los puestos directivos están ocupados por hombres, estos mismos hombres pueden convertirse en importantes agentes de cambio, tener un rol activo e impulsar políticas más inclusivas dentro de la empresa. Además, una política de igualdad en cualquier compañía es algo de lo que los hombres también se van a beneficiar, porque tendrán mejores dinámicas, mejores equipos, mejores decisiones y mejores resultados.
Es importante destacar que no se debe entender el liderazgo femenino como distinto al masculino. Existe la creencia de que sólo por ser mujer u hombre, se tienen unas competencias o habilidades propias que no pueden ni aprenderse ni desarrollarse si eres del género contrario. Sin embargo, el estilo de liderazgo no tiene tanto que ver con el género, sino con los valores, la forma de ser, las preferencias o las prioridades de cada persona.
Más que de igualdad habría que hablar aquí de “equidad”, puesto que el objetivo no es que la mujer tenga el mismo puesto que el hombre, sino que tenga las mismas oportunidades de conseguirlo.
Algunos de los retos que pueden encontrar los hombres en puestos directivos a la hora de impulsar una cultura inclusiva son la presencia de prejuicios inconscientes dentro de la plantilla, la falta de concienciación sobre la diversidad o la resistencia y escepticismo ante un cambio cultural. Es importante sobre todo, hacer entender a los trabajadores que el talento no tiene género y que contar con perspectivas diversas es esencial para tomar las mejores decisiones.
Los departamentos de recursos humanos son esenciales para lograr dicho objetivo y una de las herramientas más valoradas por los directivos hoy día a la hora de impulsar políticas de inclusión y lograr la igualdad de oportunidades es el coaching, ya que puede ayudar a identificar a esas mujeres con potencial, para brindarles un acompañamiento y seguimiento adecuado que permita aprovechar al máximo sus habilidades. La experiencia de los coaches permite guiar a los directivos en este camino hacia la inclusión femenina dentro de sus equipos.
Y si hablamos de coaching digital, tiene la ventaja añadida de que al tener como base una plataforma tecnológica, es más fácil de implementar en cualquier nivel de la organización, con ahorro de tiempo y costes. La tecnología del coaching digital permite trabajar toda la logística y la medición de resultados en tiempo real.
No hay duda de que el liderazgo femenino cobra cada vez más importancia y se ha convertido en un pilar clave dentro de la cultura empresarial. Apostar por una estructura inclusiva no solo es beneficioso para lograr mejores resultados de negocio, sino también para mejorar las relaciones humanas dentro de la empresa. Cuando las empresas empoderan a las mujeres, fomentan al mismo tiempo valores como la empatía, la flexibilidad y la unidad del equipo.
Hugo Olaizola
Director de CoachHub para Iberia