Solid Blue llevó a cabo un completo análisis comparativo entre los distintos tipos de almacenamiento basándose en cinco variables: rapidez y rendimiento, consumo, eficiencia y durabilidad, recepción de fallos y rentabilidad. Según este estudio, las unidades de estado sólido (SSD) ofrecen unas prestaciones muy superiores a las que puedan ofrecer los discos tradicionales que, en los últimos años, han crecido en capacidad pero no en rendimiento.
Las unidades de estado sólido o all flash arrays – arrays con todos los discos SSD – son cuatro veces más rápidos y capaces de realizar hasta doscientas cincuenta veces más operaciones por segundo, por lo que ofrecen un rendimiento mucho mayor. En cuanto al consumo, se ha comprobado que se minimiza de manera importante al no disipar el calor y que el tiempo de respuesta también es destacablemente inferior.
El análisis confirma, además, que los sistemas all flash arrays cuentan con una mayor efectividad a la hora de identificar posibles fallos y de minimizar el tiempo de recuperación, lo que evita interrumpir la actividad de las empresas. Por último, se concluye que, al tratarse de un sistema duradero y avanzado, el tiempo de obsolescencia se reduce notablemente, evitando así el gasto innecesario en el reemplazamiento de dispositivos constante.
Ante esta situación, muchos fabricantes han optado por ofrecer soluciones de almacenamiento híbridas que combinan arrays tradicionales con discos de estado sólido. Sin embargo, de esta manera sólo es posible conseguir un incremento del rendimiento del 20 %, cuando utilizando all flash arrays se obtiene un 100 % de la utilización de los discos. Por todas estas ventajas, Solid Blue confirma que, en los próximos cuatro años, la tendencia será migrar toda la información a sistemas basados en discos de estado sólido. Tal es la situación, que las previsiones apuntan a que los fabricantes que no ofrezcan este tipo de almacenamiento desaparecerán, ya que el mercado ha evolucionado y las empresas lo demandan cada vez en mayor medida.