La cultura no es nada y lo es todo. No se ve, no se oye, no se palpa, no se huele ¿o sí?
Hay unas gafas especiales de ver cultura y, si observas detenidamente, notarás que la cultura se siente por todas partes. Si te pones las gafas, no solo verás, también notarás y podrás empezar a oler qué cultura se mueve a tu alrededor, porque tiene mucho de intuitiva (más adelante te contaré qué quiero decir).
Si estás en un proceso de transformación digital, estás en un proceso de transformación cultural. La tecnología es un acelerador y, como tal, es un importante agente de cambio al que hay que darle un rol (de eso hablaremos en otro artículo). Pero antes de entrar de lleno en todo el esplendor de lo digital, vamos a centrarnos en la cultura y en cinco pistas útiles para esa gestión del cambio.
Pistas
Aquí tienes la Primera Pista – la cultura es tangible.
Antes de nada, tienes que saber que no existe la cultura sin hechos. Está a nuestro alrededor, en el día a día de la actividad, en el día “al día” de tu negocio. La cultura es la personalidad de la organización, así que, esos hechos deben reflejar los valores que la componen y que nos servirán para llevar a cabo nuestros propósitos, nuestros objetivos de negocio.
Segunda Pista – La Cultura se traduce en hechos que persiguen objetivos, sean o no explícitos.
Así que la conclusión es que la cultura existe y está sucediendo a tu alrededor y es lo que te lleva a cumplir o no con tus objetivos. Una segunda conclusión muy importante (créeme) es que la cultura y el negocio son un tándem, no existe una cosa sin la otra. En una organización se harán las cosas de acuerdo a lo que se es como compañía o institución y, teóricamente, a lo que se quiere conseguir. Es difícil conseguir ser ágil si no tienes la semilla la agilidad, es difícil generar nuevas patentes si no tienes la semilla de la innovación… La mayoría de las veces tenemos la semilla, pero nos falta compartirla o, un paso más allá, nos falta co-crearla, eso es explicitar.
Tercera Pista – La Cultura sucede de manera automática e intuitiva.
El problema de la cultura organizacional es que es como el cerebro humano, un 80 % o más del tiempo funciona de manera inconsciente, automática, así que olvídate, que no puedes cambiarla ¿no?
Las creencias y el contexto acentúan esos automatismos, y es aquí donde empieza la gestión del cambio hacia un nuevo horizonte de transformación. Si tomamos perspectiva y aplicamos algunos conocimientos de psicología organizacional y social, con otros de negocio y de tu experiencia en la empresa, las cosas se empiezan a ver diferentes… Descubrimos que, tomar conciencia de este automatismo intuitivo al que llamamos cultura, supone empezar a enfocarlo y, por tanto, a cambiarlo.
Observar y compartir lo que se hace y cómo y qué se consigue, ofrece a la organización una gran oportunidad de aprendizaje. Si la aprovecha, le servirá para ir variando sus prácticas y patrones de comportamiento: ¿qué vemos alrededor? ¿qué se escucha por los pasillos? ¿qué decisiones se toman? ¿por qué? ¿qué necesitamos cambiar? ¿para qué…?
Cuarta Pista – Se puede gestionar…
Así que, ya está claro que está sucediendo y que se puede gestionar. Es interesante pensar en el coste de no hacerlo, al fin y al cabo, esa es la clave de porqué no se consiguen las cosas.
Lo primero de todo es saber hacia dónde quiere ir tu organización, cuáles son los objetivos de negocio, cómo sueñas ese futuro en el que los consigas y qué papel juegan los diferentes factores. En cuanto tengas ese enfoque, puedes empezar a co-crearlo con un marco de trabajo donde todos tengan un papel y donde se trabaje con unas reglas del juego.
Se trata de compartir ese sueño con las personas que lo van a llevar a cabo y hacerlo real. ¿Cuáles son las razones, los hechos y las creencias que lo avalan, que lo hacen realista? Esto es lo que os permitirá dibujar un roadmap para llegar a ese objetivo final.
Quinta Pista – Y llegará un momento en el que te plantees… ¿qué es lo importante, las métricas o el propio proceso de engagement de las personas?
Como en cada proyecto, empezarás a plantearte qué métricas señalarán el éxito de esa transformación. Claro, hay que hacerlo porque es lo que te señala que vas en la buena dirección. Pero, si solo miras a las métricas, solo mirarás al futuro y te estarás perdiendo lo que sucede en el camino, que el cambio ha empezado a producirse en el momento cero y se está incorporando en el día a día. Si pasas por alto esto, te perderás el verdadero cambio.
¿Y cómo ha sucedido? Pues si has involucrado a las personas, proponiéndoles un marco de trabajo flexible y unas expectativas a las que atenerse, seguramente habrán dado lo mejor de si mismas. Es ahí donde se ha producido el engagement. Si, además, les das un toque de Out of the Box, de perspectiva y creatividad, definitivamente te sorprenderá el realismo y la capacidad de emprendimiento.
Hasta aquí esas 5 pistas fundamentales. Si te he inspirado, quizá, cuando dejes de leer este artículo, te sorprendas llevando unas gafas diferentes
Elena Sánchez Rodríguez – Talento, Cultura & Transformación Digital
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