La compañía española Sngular ha vuelto a demostrar su capacidad para crear valor en todos los proyectos que lleva a cabo, dentro de la transformación digital. Las smart cities han sido su último objetivo. Y Extremadura la comunidad que ha podido comprobar, de primera mano, su proyecto de iluminación inteligente.
Este proyecto, parcialmente financiado por fondos FEDER, a través de la Consejería de Economía e Infraestructuras de la Junta de Extremadura, ha conseguido resolver uno de los mayores retos planteados por las smart cities: la interoperabilidad o la capacidad de comunicarse e intercambiar datos de los dispositivos de los diferentes proveedores.
Guillermo Fernández Vara, presidente de la Junta de Extremadura; Rafael España, consejero de Economía, Ciencia y Agenda Digital; Antonio Hidalgo, rector de la Universidad de Extremadura y Jaime Gragera, director de transformación digital de la Diputación de Badajoz, entre otros, han podido comprobar, junto a directivos de Sngular, el resultado de 18 meses de trabajo en Extremadura. Resultados que demuestran los beneficios de su nueva plataforma de gestión de dispositivos, que no tiene en cuenta quién es el fabricante, algo fundamental para eliminar la barrera de la interoperabilidad o comunicación entre los dispositivos de los diferentes proveedores. ¿Cómo lo han conseguido? Gracias a la combinación de tecnologías como IoT, la plataforma de código abierto Fiware, comunicaciones de radiofrecuencia LoRaWAN, los lenguajes de programación Angular y Java, en el frontend y en el backend, respectivamente, así como la base de datos NoSQL MongoDB o inteligencia artificial.
La plataforma permite a las smart cities optimizar los niveles de servicio de alumbrado público, en función de las necesidades reales que tienen los municipios en cada momento, según el tráfico, la climatología, eventos o incidencias. Así, llevando a cabo un análisis de la afluencia de peatones en una determinada calle y de la medición de la luminosidad por horas, se puede predecir el comportamiento futuro y adaptar el número de farolas que deberán estar encendidas en cada momento. Esto permite optimizar el consumo, extraer más datos y añadir análisis, sin depender de que el fabricante de las luminarias desarrolle o no esta tecnología. Esto también será una ventaja para la Administración Pública ya que le permitirá un mayor control del gasto, liberándose de la dependencia de los distintos proveedores de material de alumbrado.