El mercado manda y si este evoluciona, o lo haces con él o te gana la partida. La digitalización y el avance en herramientas automáticas ha cambiado los procesos y la manera de trabajar de todas las empresas, el mercado obliga a desarrollar soluciones integrales, más completas, globales. Es lo que demanda el cliente y esto impacta en la estrategia de la empresa, en la necesidad de crecer y las relaciones personales ¿Se puede cambiar manteniendo la satisfacción de los empleados, cuidando el trabajo en equipo, y en definitiva cuidando el valor humano?
Hoy nada de esto es cuestionable. Para mí, ese es el paradigma real de lo que hace unos años se publicaba a bombo y platillo bajo el concepto de la Industria 4.0. La digitalización, que es la aplicación directa de la evolución de las herramientas desde las comunicaciones a la plena implantación de entornos cloud, el uso de internet y sistemas móviles adaptados a cada dispositivo, el internet de las cosas que se incorpora a toda máquina, herramienta o soporte casero o industrial, es la digitalización, que, en mi criterio, no es más que una evolución tecnológica.
Lo que realmente hace que estemos en una nueva revolución, “industrial”, si queremos verlo así, es el cambio de los modelos de gestión, de los modelos sociales, de las pautas de comportamiento de los individuos como personas. La sinergia de todo ello, impulsado por una globalidad que da solamente la implantación de esas tecnologías junto con modelos ágiles de gestión, son lo que realmente nos pide, nos exige incluso, transformarnos.
Llevo trabajando, desde hace más de 25 años, en una gran diversidad de entornos culturales, sectores y empresas relevantes y, ninguno de estos conceptos es nuevo, sin embargo, sí lo son los estados de madurez. El tecnológico no sólo por esto sino por la penetración que tiene hoy en día en todos los ámbitos de la vida, desde los cotidianos a la gestión de los procesos empresariales. Hoy la tecnología es una herramienta de base para los procesos industriales, también en la medicina, en la comunicación con las personas… Ello, unido a una velocidad de reacción propulsada por el uso tecnológico hacen que los modelos Agile, la gestión ITSM o ESM sean una realidad absoluta.
Ahora bien, desde mi punto de vista tenemos que ser plenamente conscientes que, como parte de ese cambio que es la empresa, esta tiene que ser un soporte, un compañero de viaje de los clientes, incluso, a tal punto, hay que ser un facilitador.
La empresa debe tener siempre presente que no trabaja con máquinas, aunque se trate de una empresa tecnológica y se trabaje con sistemas, procesos y entidades, trabaja con personas y hoy las personas han cambiado. Se reivindica la consideración, el equipo en estado puro, la igualdad, y la comunicación.
Si somos capaces de añadir sinceridad, honestidad y respeto, inmediatamente aparece la sonrisa. No es difícil responder a la pregunta inicial, cuando todos estos ingredientes son una realidad, sí, ya está hecho, no sólo sobrevivimos, crecemos.
No obstante, no nos confundamos, el nuevo entorno es tan exigente como el anterior y con el que convive. Los modelos de gestión tradicionales son tan necesarios como los modelos ágiles.
Los métodos de trabajo tradicionales deben funcionar intrincados con las nuevas herramientas. Ese es el reto de la empresa que quiere hacer una correcta y exitosa transformación. Hay que ser plenamente consciente de ello. Todo esto tiene que ser una realidad, y es posible. Lo vivo día a día, sé de lo que hablo y es por ello por lo que animo a que se vea así. Esta es la clave para, entre todos, ganar con esta transformación que no es futuro, sino que ya está ocurriendo en todos los ámbitos de la vida.
David Fernández Camarero
CEO de Deiser