Hoy nada es como ayer y las previsiones llevadas a finales de año por la consultora IDC, que indicaban que en 2020 el crecimiento de gasto TI empresarial se incrementaría en un 2,8 %, se han ido al traste. El efecto del coronavirus muestra, según el estudio del Impacto del COVID-19, llevado a cabo por IDC, que el gasto se ha visto reducido hasta el 1,4 % en el caso europeo. En España la contracción ha pasado del 1,9 % al 0,9 %. Las causas principales vienen por la bajada de ingresos, aunque esto no va a impedir que algunas categorías de gasto vayan a crecer. En realidad, se está produciendo una redistribución del gasto en diferentes categorías e industrias.
Inversiones y momentos delicados
En el lado de la caída se presentan servicios personales y de consumo, transporte y turismo. Un mal momento también para los servicios externos de TI, hardware y business services.
En el lado en el que IDC considera que se deberá incrementar la inversión: sanidad o Administración Pública, una vez superada la pandemia, con un previsible incremento en la infraestructura, la incorporación de automatización de procesos e incorporación de la inteligencia artificial o el uso intensivo de herramientas de colaboración. También será un buen momento para la eficiencia en las operaciones y las soluciones de continuidad de negocio.
El teletrabajo ha llegado para quedarse, así se pone de manifiesto también en el estudio ante la afirmación del 47 % de las empresas, que han declarado que mantendrán las políticas de smart work en la vuelta a la normalidad. Aunque se destaca que uno de los principales desafíos a abordar se encuentra en la implantación de las políticas de smart working, ya que la necesidad de movilizar y transformar el puesto de trabajo para garantizar el negocio ha impactado en los primeros momentos de la pandemia en la continuidad del negocio. No podemos olvidar la seguridad como otro de los grandes desafíos.
Preocupaciones y desescalada
Entre las principales preocupaciones por parte de las empresas españolas durante el periodo de confinamiento se destacan el impacto en las ventas, la rotura de la cadena de suministro y las dificultades para el trabajo en remoto. Así, casi casi tres cuartas partes de las organizaciones reconocen que el impacto en las ventas ha sido muy importante, con una cancelación de pedidos del 30 %, una reducción de los mismos del 48% y la paralización de las inversiones en un 23%, hasta tener claro qué va a ocurrir en los próximos meses.
Y ya en pleno proceso de desescalada, las preocupaciones giran en torno a la continuidad del negocio, la automatización como vía para lograr eficiencias y la reducción de costes, así como la búsqueda de nuevas vías de interacción y colaboración entre empleados y proveedores para poder llegar con una propuesta de valor diferencial al cliente.