Más allá del ámbito industrial, con una larga tradición de sistemas automatizados de monitorización y control, los proyectos de integración entre los mundos físico y digital mediante sensores ganan terreno en todo tipo de sectores. Las iniciativas IoT empiezan a ser un elemento clave en la gestión de los activos de muchas empresas y en el desarrollo de nuevos modelos de negocio.
Cuando se implementan soluciones de configuración automática o de mantenimiento predictivo en equipos de pequeña escala, como una máquina de café o un refrigerador de insulina, detrás hay tecnología IoT que permite, con unos costes reducidos en dispositivos y comunicaciones, actuar en tiempo real sobre estos activos. Cuando una compañía de bicicletas lanza un nuevo modelo que incluye un servicio de emergencias ante accidentes, nos encontramos con el uso extensivo del IoT para propulsar el negocio.
Al mismo tiempo, y como contrapeso, lo que vemos en estos últimos años es que la explosión de las aplicaciones del IoT, y su importancia estratégica, ha traído de la mano una auténtica jungla de dispositivos, protocolos, entornos de desarrollo, modelos de despliegue, etc. En definitiva, una complejidad creciente e innecesaria, que en ocasiones ha justificado la adopción de aplicaciones de nicho, difíciles de extender más allá de su alcance inicial.
La evolución hacia los productos inteligentes, que embeben nuevos servicios o que, incluso, se comercializan como servicios en sí mismos, exige a las compañías un planteamiento global de sus proyectos IoT, si no quieren sucumbir ante la dispersión y fragmentación tecnológicas. Y es justamente aquí donde cobra valor una plataforma IoT de propósito general, que permita el desarrollo, dentro de un marco común, de soluciones para los distintos casos de negocio que en una empresa se puedan plantear.
En las primeras fases de adopción de estas tecnologías se busca, sobre todo, la incorporación de los datos IoT en los procesos de negocio actuales. Un ejemplo típico: hay que detectar un problema de operación en un equipo, analizar si la incidencia es relevante y generar, en caso necesario, la correspondiente entrada en el ERP que maneja las órdenes de mantenimiento y en el CRM que canaliza las comunicaciones con el cliente. A partir de aquí, las empresas, en su curva de adopción IoT, se mueven rápidamente hacia el rediseño y la optimización de procesos, y hacia la innovación basada en la expansión de los modelos de negocio.
Plataformas
Una plataforma IoT de alcance corporativo es el facilitador que actúa como puente, como “integrador”, entre los nuevos servicios basados en IoT, los sistemas de gestión que interactúan con dichos servicios y la capa física donde se encuentran los sensores y dispositivos, con objetivos muy claros: elevar el nivel de abstracción, reducir drásticamente la complejidad y acelerar los desarrollos.
La plataforma IoT da soporte de manera global a las tres necesidades clave en estos proyectos, reflejadas en el ejemplo anteriormente comentado: la gestión y el control de los dispositivos, independientemente de los mecanismos de comunicación; el análisis en tiempo real del caudal de datos recibidos desde la capa IoT, y desde otras fuentes de información, para determinar las acciones necesarias; y la integración de estas acciones con los diferentes sistemas gestión y los propios sensores, con objeto de responder de forma eficaz a la situación planteada.
En esta visión “extremo-a-extremo” –desde los sensores a los sistemas de gestión–, en la que la explotación inteligente de los datos provenientes de la capa física pasa a formar parte de la operación cotidiana del negocio, radica, en buena medida, el valor de los proyectos IoT y, por ende, de una plataforma tecnológica que los habilite.
Enrique Bertrand
Director Técnico de Software AG España