En muchos casos la impresión 3D parece estar pasando desapercibida, tal vez sea porque es un proceso mucho más mecánico y no acabamos de encontrarle la utilidad, pero cada vez son más las compañías que adquieren este tipo de tecnología con un único objetivo: ahorrar en costes.
Lo más probable es que a esta altura del artículo, algunos hayan decidido ignorar la información que ofrecemos porque piensan que la impresión 3D es una tecnología únicamente destinada a sectores como la aeronáutica donde se necesitan prototipos de los aviones y de las piezas que formarán parte de estos, la sanidad que ha logrado diseñar e imprimir prótesis adapatadas a cada paciente en particular, la alta cocina que utiliza esta tecnología para organizar sus decoraciones y ver un resultado final (eso sin olvidar que en algunos casos se está imprimiendo con materiales comestibles) o la ingeniería, entre otras, que la utiliza para realizar las maquetas de sus diseños.
Realmente si solo contemplamos una impresora 3D como una herramienta para llevar a cabo el resultado final de un molde o de un diseño plasmado en una hoja de papel o en un programa de ordenador, acabaremos pensando que efectivamente para este tipo de trabajos suponen un importante ahorro de costes. Sin embargo, ha habido mucha gente capaz de ver en estas máquinas un interesante aliado para resolver los pequeños desgastes del día a día en una casa o para mejorar algunos aspectos de esta (desde piezas para arreglar una aspiradora hasta soportes para colgar una guitarra de la pared). Por lo tanto, ¿por qué no serviría de la misma forma para una oficina?
Pongamos un ejemplo, pensemos en lo caras que suelen ser las sillas de oficina y en que cuando una se rompe hay que pensar en comprar una nueva. Para una pequeña empresa esto puede suponer un mundo, para una gran empresa probablemente no, pero ¿por qué desperdiciar una silla cuyo aspecto no está mal solo porque se haya roto la palanca de la altura? Con lo fácil que resultaría imprimir un repuesto y remplazarlo sin apenas notar cambios.
Otra cosa que se suele romper bastante son las piezas de plástico de las carcasas del ordenador o los soportes para los discos duros, todas estas piezas se pueden diseñar con una impresora 3D y remplazarlas sin ningún tipo de problema.
Además de las sillas o los ordenadores se pueden reparar otras muchas cosas, o imprimir objetos que hagan un poco más fácil el día a día de los empleados. De hecho existen páginas donde se suben diseños gratuitos de objetos cotidianos y que evitan que tengamos que diseñarlos nosotros mismos. Botes para lápices con logotipos corporativos, clips de oficina, ganchos para colgar desde los cascos de música hasta las tijeras, separadores de archivadores, soportes para los pendrives e incluso dispensadores de cápsulas de café. Podríamos hasta diseñar nuestros propios adornos navideños con logotipos corporativos para colgarlos del árbol.
En definitiva, las impresoras 3D no solo ahorran en costes para los sectores industriales, sino que pueden conseguir un ahorro interesante para casi cualquier oficina, solo se necesita echarle un poquito de imaginación.