A medida que ha disminuido el uso del dinero en efectivo y han aflorado nuevas criptomonedas y sistemas de pago digitales, los bancos centrales han buscado formas de mantener el control sobre sus sistemas financieros. Una de las ideas punteras ha sido que los bancos centrales ofrezcan su propia moneda digital (CBDC). El atractivo de este nuevo sistema ha crecido rápidamente a lo largo de los años, y ahora 114 países de todo el mundo están explorando la idea o incluso lanzando su propia CBDC (a mediados de 2020 eran 35).
Sin embargo, existe una gran diferencia entre crear una nueva criptomoneda y construir un sistema que pueda respaldar la red financiera de un país. Por ejemplo, los bancos centrales deben asegurarse de que se cree de forma que ofrezca una buena experiencia al usuario, sin dejar de proteger la privacidad de las personas. Esto requiere una fuerte cooperación entre las organizaciones del sector público y privado. Sin embargo, si los bancos centrales logran esto, podrían brindar enormes oportunidades para los pagos tanto minoristas como mayoristas.
¿Cuáles son los ingredientes del éxito de CBDC?
No es de extrañar que muchos bancos centrales carezcan de los conocimientos digitales necesarios para crear su propia moneda digital, ya que tradicionalmente sus empleados se centran más en la economía que en la tecnología. Por eso, en muchas de las pruebas realizadas en todo el mundo se han asociado con bancos comerciales como wallet-providers privados, que han podido atraer talento tecnológico con salarios más altos. Hasta la fecha, el Banco de España y el Banco Central Europeo (BCE) estaban considerando la posibilidad de emitir una moneda digital del banco central (CBDC) en España y en la zona euro. El BCE está llevando a cabo investigaciones y conversaciones sobre la posibilidad de emitir un euro digital en toda la zona euro, y España, como miembro de la misma, ha estado involucrada en estas conversaciones. El desarrollo de un CBDC en España dependerá en última instancia de las decisiones tomadas por el Banco de España y a nivel europeo.
También habrá que garantizar que las transacciones puedan seguir procesándose cuando los clientes no estén conectados. Permitir que los pagos se realicen en zonas remotas, o escasamente pobladas, con conectividad limitada contribuirá a aumentar la adopción y a garantizar que el sistema siga funcionando, incluso si hay cortes ocasionales.
Otro aspecto vital es que cualquier nuevo sistema tenga en cuenta la privacidad del usuario. Los consumidores esperan ahora un alto nivel de privacidad y puede que también les preocupe compartir más información personal con un banco central. Por ejemplo, en una consulta sobre monedas digitales realizada por el Banco Central Europeo, el 41% de las respuestas se centraban en cuestiones relacionadas con la privacidad. Sin embargo, también será necesario equilibrar las necesidades de privacidad con las políticas destinadas a combatir el blanqueo de dinero y otros delitos financieros. Un método para superar este problema es la criptografía, que podría permitir a los bancos validar las transacciones sin necesidad de ver los datos no cifrados. De este modo, se protege la intimidad al tiempo que se permite a las autoridades actuar contra posibles delincuentes.
Por último, los datos han demostrado que las personas cambian sus hábitos de gasto en función del medio de pago que utilizan. Por ejemplo, los consumidores gastan más cuando utilizan una tarjeta de crédito que cuando usan efectivo. Por tanto, cualquier sistema nuevo debe diseñarse de forma que no aproveche estas debilidades de comportamiento. En su lugar, los bancos centrales y sus socios deberían desarrollar formas de educar a los ciudadanos en buenas prácticas financieras, o establecer límites, como en el caso de los pagos contactless, para garantizar que las personas no se pongan en una mala situación financiera.
¿Por qué necesitamos CBDC?
Aunque la experimentación con los CBDC ha aumentado a lo largo de los años, algunas instituciones financieras también han cuestionado sus beneficios. Por ejemplo, algunos analistas afirman que los bancos pueden alcanzar sus objetivos de controlar el sistema financiero de su país con los modelos actuales que tienen. Sin embargo, la creación de una CBDC podría reportar varias ventajas que la diferencien del sistema tradicional.
Por ejemplo, los comercios retail pueden mejorar la eficiencia operativa de los pagos mediante contratos Smart. Esto les permitiría ofrecer nuevas innovaciones y servicios a sus usuarios. Del mismo modo, la creación de sistemas que sean compatibles con otros desarrollos de CBDC permite que los pagos transfronterizos se realicen con mayor rapidez y menor coste que antes, lo que ahorra a las empresas dinero y tiempo a la hora de solicitar nuevo stock.
Una nueva red de CBDC también podría hacer más competitivos los sistemas de pago. En la actualidad, solo algunas instituciones financieras tienen acceso a los fondos de los bancos centrales. Sin embargo, una moneda digital permitiría a los proveedores de tecnología financiera acceder a los bancos centrales directamente, en lugar de a través de los bancos tradicionales. Esto beneficiaría tanto a los minoristas como a los consumidores, ya que la competencia contribuye a reducir los costes de transacción y a aumentar la velocidad de procesamiento de los pagos. Hay que destacar también que los bancos centrales han ofrecido incentivos a los pocos CBDC que hay en fase de prueba para atraer a los usuarios a la plataforma.
Los CBDC están a la vuelta de la esquina
Aunque pueda parecer que las plataformas CBDC están aún lejos de convertirse en una realidad, no estamos tan lejos como algunos podrían pensar. Por ello, si los bancos centrales no quieren quedarse rezagados y perderse las primeras ventajas que pueden aportar estas plataformas, deben empezar ahora a examinar sus ofertas y a identificar a los socios que puedan aportar las capacidades y la experiencia necesarias para hacerlas realidad.
Respecto a nuestro país, la implementación de un euro digital estaría sujeta a un proceso de toma de decisiones a nivel de la Unión Europea, y requeriría la aprobación y coordinación de los diferentes países miembros de la zona euro, incluida España. Cabe destacar también que el Banco de España también tiene en marcha un programa experimental de tokens digitales, distinto del proyecto de euro digital que lidera el BCE. Se trata de un proyecto piloto con el que busca ampliar su conocimiento sobre las posibilidades que ofrecen las monedas digitales del banco central de carácter mayorista (denominadas w-CBDC), es decir, que sean utilizadas en operaciones interbancarias. El Banco de España ya ha seleccionado colaboradores para este proyecto de token español, el EURM, que actualmente continúa en fase de pruebas.
Guillermo de Andrés
Head of payments para España, Portugal e Italia en Cognizant