En un contexto global donde la innovación tecnológica determina el pulso geopolítico y económico, la computación cuántica se perfila como una de las tecnologías más revolucionarias del siglo XXI. Su potencial para transformar sectores como la medicina, la inteligencia artificial, la ciberseguridad o la defensa ha dado lugar a una carrera internacional en la que compiten potencias como Estados Unidos, China y, desde este mes, también una Unión Europea decidida a tomar el liderazgo.
La Comisión Europea ha presentado su Estrategia Cuántica, una propuesta ambiciosa que busca situar a Europa como referente mundial en tecnologías cuánticas de aquí a 2030. El objetivo es claro: construir un ecosistema cuántico soberano, resiliente e industrializable, que permita convertir el reconocido liderazgo científico del continente en aplicaciones prácticas, comercializables y competitivas en el mercado global.
¿Por qué importa la computación cuántica?
A diferencia de los ordenadores clásicos, que procesan la información en bits, los ordenadores cuánticos utilizan qubits, lo que les permite realizar cálculos extremadamente complejos con una velocidad exponencialmente superior. Esta capacidad podría transformar por completo la forma en que desarrollamos medicamentos, optimizamos redes logísticas, diseñamos materiales o garantizamos la seguridad de sistemas informáticos críticos.
Según estimaciones de la Comisión, el sector cuántico podría superar los 155.000 millones de euros de valor global en 2040, además de generar miles de empleos altamente cualificados en toda la Unión Europea. Su potencial de doble uso (civil y militar) convierte esta tecnología en un activo estratégico para la soberanía tecnológica y la autonomía en defensa de Europa.
Una carrera global: ¿dónde se sitúa Europa?
Aunque Europa cuenta con una sólida tradición científica en física cuántica y una comunidad investigadora de primer nivel, aún se encuentra rezagada en términos de inversión privada y desarrollo comercial frente a sus principales competidores. Mientras que Estados Unidos ha impulsado fuertes alianzas público-privadas y China ha invertido miles de millones en infraestructuras cuánticas (incluyendo redes nacionales de comunicación y satélites dedicados), las empresas europeas reciben apenas el 5 % de la financiación privada mundial en este ámbito.
Ante esta situación, la UE se propone cerrar esa brecha transformando su excelencia científica en liderazgo económico y tecnológico, con una estrategia integral orientada tanto a la innovación como a la aplicación industrial.
La Estrategia Cuántica Europea se articula en torno a cinco grandes ejes: investigación e innovación, infraestructuras cuánticas, refuerzo de ecosistemas, tecnologías espaciales y de doble uso y capacidades cuánticas. El enfoque busca no solo avanzar en el conocimiento, sino también convertirlo en soluciones concretas con impacto real en la economía y la seguridad.
El sector cuántico podría superar los 155.000 millones de euros de valor global en 2040
Entre las iniciativas más relevantes destaca la creación de la Iniciativa de Investigación e Innovación para una Europa Cuántica, que alineará los esfuerzos de la UE y los Estados miembros para apoyar desde la investigación básica hasta el desarrollo de aplicaciones en sectores públicos e industriales. Además, se desarrollará una instalación de diseño cuántico y seis líneas piloto de chips cuánticos, con hasta 50 millones de euros de financiación pública, con el objetivo de escalar prototipos a productos industriales listos para su fabricación.
La estrategia también prevé el despliegue de una plataforma piloto para una futura Internet cuántica europea, que permitiría establecer nuevas redes de comunicación ultra seguras. Paralelamente, se ampliará la red de clústeres de competencias cuánticas y se pondrá en marcha, en 2026, una Academia Europea de Capacidades Cuánticas para formar a los profesionales del futuro. Por último, en colaboración con la Agencia Espacial Europea (ESA), se diseñará una hoja de ruta para aplicar estas tecnologías en el ámbito espacial y de defensa.
La Estrategia es solo el primer paso. Para 2026, la Comisión Europea prevé presentar una Ley Cuántica, que reforzará el ecosistema con nuevos incentivos para que Estados miembros, empresas, centros de investigación e inversores apuesten decididamente por el desarrollo cuántico. El objetivo es acelerar la industrialización, atraer capital privado y consolidar grandes instalaciones piloto que actúen como motores del ecosistema europeo.
Para garantizar el enfoque estratégico y coordinado de esta hoja de ruta, se creará también un Consejo Consultivo de Alto Nivel, compuesto por científicos y expertos de reconocido prestigio, incluidos premios Nobel en física cuántica, que asesorarán a la Comisión en su implementación.
El papel de España
España ha asumido una posición destacada en esta apuesta europea por las tecnologías cuánticas. En abril de 2025, el Gobierno lanzó su Estrategia Nacional de Tecnologías Cuánticas 2025–2030, con una inversión pública inicial de 808 millones de euros y el objetivo de movilizar hasta 1.500 millones en colaboración con el sector privado. Esta hoja de ruta cubre desde la investigación fundamental hasta la industrialización de soluciones, con aplicaciones en ámbitos como la salud, la energía, la defensa o la ciberseguridad.
Uno de los hitos más significativos ha sido la puesta en marcha de Quantum Spain, un proyecto que ha permitido instalar el primer ordenador cuántico español en el Barcelona Supercomputing Center (BSC). España también ha sido seleccionada como uno de los seis países europeos para acoger infraestructuras cuánticas avanzadas dentro de la iniciativa EuroHPC, y ha impulsado redes de comunicación cuántica a través del Quantum Communications Hub, con centros en Cataluña, Madrid, el País Vasco y Canarias.
Además, la estrategia española otorga gran importancia a la formación de talento y al desarrollo del ecosistema empresarial. Se prevé crear nuevas capacidades formativas en universidades y centros de investigación, así como fomentar la creación y crecimiento de startups especializadas. Un caso paradigmático es el de Multiverse Computing, una empresa con sede en San Sebastián que ya opera a escala internacional aplicando algoritmos cuánticos a sectores como las finanzas, la energía o la logística.