El gasto global en servicios de telecomunicaciones y televisión de pago alcanzó los 1,51 billones de dólares en 2024, lo que supone un incremento del 2,2 % interanual, según datos de IDC. Para 2025 la consultora anticipa una desaceleración del crecimiento hasta el 1,6 %, con un gasto total previsto de 1,535 billones de dólares.
Este repunte en 2024 representa una aceleración respecto al año anterior y estuvo impulsado por la inflación global, que derivó en ajustes tarifarios generalizados. Estos cambios obligaron tanto a consumidores como a empresas a aumentar su inversión en servicios de conectividad. El efecto fue más pronunciado en mercados con mayor poder adquisitivo como Europa y Norteamérica, donde se observó una menor sensibilidad al precio. Por el contrario, el crecimiento fue más moderado en Asia-Pacífico, tras dos años de fuerte recuperación post-pandemia.
Estrategia y eficiencia: claves del nuevo ciclo de crecimiento
Desde una perspectiva ejecutiva, los datos de IDC subrayan un cambio de paradigma en el sector: el crecimiento sostenido de ingresos por servicios tradicionales está dando paso a una etapa donde la eficiencia operativa, la transformación digital y la innovación tecnológica marcarán la diferencia competitiva.
Las inversiones en 5G, inteligencia artificial, cloud-native architectures y edge computing están redefiniendo la propuesta de valor de los operadores. Se acelera además el despliegue de redes de fibra óptica y servicios satelitales LEO (Low Earth Orbit), lo que amplía las posibilidades de cobertura y diversificación de ingresos.
En paralelo, los proveedores están evolucionando hacia modelos de negocio más integrales, basados en servicios digitales avanzados, con especial énfasis en la automatización, el análisis predictivo y la experiencia del cliente.
Según IDC, estas transiciones tecnológicas son críticas en un contexto donde la inflación comienza a estabilizarse, lo que reducirá su capacidad de arrastre sobre el gasto. En consecuencia, la diferenciación pasará a depender del valor añadido, la escalabilidad de la oferta digital y la agilidad organizativa.
Impacto geopolítico y riesgo operativo
Otro factor de riesgo que los comités de dirección deben vigilar son los nuevos aranceles comerciales introducidos por la administración de EE. UU., que podrían elevar los costes de los operadores a través del encarecimiento del equipamiento crítico, con potenciales efectos colaterales sobre los plazos de despliegue de tecnologías clave como 5G y soluciones basadas en IA.
Aunque IDC considera que el impacto directo sobre el consumo de servicios será limitado, por tratarse de gastos recurrentes y esenciales, los efectos indirectos podrían implicar una nueva presión inflacionaria y un deterioro del poder adquisitivo a nivel macroeconómico.
“El riesgo no es tanto la disrupción inmediata como el retraso estratégico en proyectos clave de transformación”, advierte Mark Walker, vicepresidente global de Telecomunicaciones en IDC. “Las decisiones sobre CAPEX deberán sopesar cuidadosamente estos escenarios, especialmente si se materializa un entorno de crecimiento débil con alta volatilidad regulatoria”.