La inteligencia artificial está planteando muchas incertidumbres en cuanto a sus límites, pero lo que es una certeza es que la nube es el mejor entorno para su desarrollo. La alianza IA & Cloud es un binomio de éxito. En el cloud es posible encontrar toda la potencia y escalabilidad que demandan los proyectos de IA. Ciertamente, si estamos en un acercamiento a ella en la fase de experimentación y tanteo, es posible realizar infraestructuras en local para ir testando. Pero cuando se decide un proyecto IA sólido, las necesidades de cómputo lo dirigen a la nube.
Y es que crear y mantener una arquitectura propia para la IA puede resultar muy costoso y complejo. Basta con considerar, por una parte, la escasez de tarjetas gráficas (GPUs) y, por otra, el que no todas son ajustables para cualquier aplicación (unas están optimizadas para HPC, otras para renderizado, deep learning, virtualización…), sin olvidar su alto precio, para no valorar esa opción.
Sin embargo, en el cloud esas barreras se derriban, beneficiándose de un entorno altamente escalable y con la máxima flexibilidad para ir consumiendo los recursos necesarios. Porque plantearse la IA como un servicio en la nube permite seguir la misma lógica que se aplica al resto de los desarrollados en la organización. Es decir, se puede empezar con proyectos pequeños y posteriormente ir escalando.
Apoyarse en el canal IT
En este sentido, las empresas del canal IT tenemos la responsabilidad de abrir los ojos a las organizaciones, de todo tamaño y sector, para que entiendan las grandes posibilidades de la IA y su capacidad para optimizar numerosos procesos empresariales. Los servicios de consultoría son críticos. Es fundamental que nos vean como su apoyo para iniciarse en la inteligencia artificial y que cuenten con nuestros equipos profesionales para el despliegue completo de proyectos de IA.
Esto incluye desde el diseño de la estrategia de adopción, la identificación de los casos de uso o la selección de la tecnología más adecuada, hasta la administración de los datos y su almacenamiento en la nube, así como el desarrollo de modelos y su entrenamiento. Y, por supuesto, una aplicación de la inteligencia artificial con mucho atractivo: la creación de asistentes virtuales.
La proyección de la IA en la nube para aprovechar todas sus ventajas no ha hecho más que empezar. Es difícil vaticinar cómo evolucionará esa relación, pero ya que lo normal es que los modelos de IA sean cada vez más complejos y de mayores dimensiones, una evolución posible es el establecimiento de entrenamientos distribuidos en los que empresas del mismo sector puedan compartir recursos. En este escenario, la incorporación de la IA en dispositivos IoT jugará un papel fundamental. El incremento de la transferencia de datos, a medida que la internet de las cosas se extienda, será un caldo de cultivo determinante para que este supuesto se haga realidad.
Las posibilidades son infinitas. Pero de momento estamos en la fase de quitar el miedo a la IA y presentarla a las organizaciones como una tecnología madura que cuenta con la nube como su gran aliada para acercarla a todo tipo de negocios.
Gabriel González Vargas,
Director de Innovación en Omega Peripherals