Un informe del Instituto de Investigación de Capgemini revela que la inteligencia artificial agéntica está preparada para aportar hasta 450.000 millones de dólares en valor económico para 2028. Sin embargo, pese al fuerte interés y crecimiento, solo el 2 % de las organizaciones ha logrado una implementación a escala completa, mientras que la confianza en estos agentes autónomos está disminuyendo.
La IA agéntica, una de las tendencias tecnológicas que más rápido crece, consiste en sistemas capaces de tomar decisiones y ejecutar tareas de forma autónoma o semiautónoma. Según el informe “El auge de la IA agéntica: por qué la confianza es clave para la colaboración entre humanos e IA”, la combinación de IA con supervisión humana es fundamental para maximizar su impacto y superar los retos de adopción.
Casi tres cuartas partes de los ejecutivos consultados reconocen que los beneficios de la supervisión humana superan los costes, y nueve de cada diez consideran que la participación humana en flujos de trabajo impulsados por IA es positiva o neutra en términos económicos. “El potencial económico de los agentes de IA es significativo, pero aprovechar este valor no depende solo de la tecnología: requiere una transformación integral que abarque personas, procesos y sistemas”, afirma Franck Greverie, Chief Portfolio & Technology Officer en Capgemini.
No obstante, la confianza en los agentes de IA totalmente autónomos ha caído en un año del 43 % al 27 %, y casi dos de cada cinco ejecutivos perciben más riesgos que beneficios en su implementación. Por ello, las organizaciones están dando prioridad a la transparencia y a incorporar salvaguardas éticas para fortalecer la confianza y facilitar la adopción.
El informe también destaca que la adopción a gran escala de agentes de IA, combinada con equipos humano-agente, puede transformar radicalmente la forma de trabajar. Más del 60 % de las organizaciones planea formar equipos donde la IA actúe como colaboradora activa, lo que ya está impulsando aumentos de hasta un 65 % en la dedicación a tareas de alto valor y mejoras en creatividad y satisfacción de empleados.
A pesar de estas oportunidades, la mayoría de las empresas aún se encuentra en fases iniciales. Solo el 14 % ha comenzado con la implementación, mientras que casi la mitad carece de una estrategia clara para escalar su uso. Además, el 80 % no dispone de una infraestructura de IA madura, y solo una minoría aborda activamente desafíos éticos como la privacidad y el sesgo algorítmico.
En conclusión, la investigación de Capgemini indica que la clave para desbloquear los casi medio billón de dólares en valor económico está en combinar la tecnología con una transformación organizacional que integre confianza, supervisión humana y ética desde el inicio.