Durante la última década los líderes empresariales y tecnológicos se han enfrentado al desafío de contar con sistemas de software cada vez más complejos y de mayor tamaño. Esta situación está socavando la capacidad de las organizaciones para gestionar eficazmente sus inversiones en tecnología, así como su capacidad para tomar decisiones correctas relacionadas con la tecnología en el momento oportuno.
En la actualidad nos encontramos en un punto de inflexión: los sistemas de software se han vuelto tan complejos que han aumentado sus costes de explotación y mantenimiento. Estos sistemas no solo son muy costosos, sino que resultan más propensos a cometer errores y más difíciles de mantener seguros.
Ante esta situación las organizaciones han adoptado dos enfoques principales para abordar lo que a menudo se conoce como «brecha de complejidad». El primero intentar reducir la complejidad de los sistemas poniendo el foco en arquitecturas empresariales y de sistemas bien diseñadas, estandarizando tecnologías e interfaces y adoptando estrategias de diseño de «divide y vencerás» mediante capas, módulos y patrones.
El segundo enfoque consiste en intentar mejorar la eficacia y la eficiencia de las estructuras de gobierno y gestión. Esto se consigue mediante la implementación de marcos, como el servicio de TI y la gestión de programas/carteras, y con la adopción de nuevos modelos de procesos como el desarrollo de software Agile.
Toma de decisiones TI basada en datos objetivos
Estas dos estrategias, que son interdependientes y complementarias, han dado resultados positivos en los esfuerzos de gestión de la complejidad TI de muchas organizaciones. Sin embargo, por sí solas no son suficientes. Deben complementarse con un tercer enfoque que a menudo se pasa por alto: el aumento y la sistematización de la capacidad cognitiva de las organizaciones requerida en todos los niveles de desarrollo de sistemas, operaciones y toma de decisiones de gestión. Las organizaciones tienen que conocer y documentar sus sistemas de software para permitir una toma de decisiones objetiva, basada en información precisa y actualizada.
El hecho de que las organizaciones amplíen sus conocimientos TI lleva consigo la capacidad de procesar una gran cantidad de información relacionada con la tecnología, contando con estructuras mentales compartidas, bien organizadas y alineadas, que permitan un razonamiento colectivo e individual apropiado. Todo esto implica un conocimiento sistematizado, semántica común y capacidades de aprendizaje en toda la organización.
Desafortunadamente muchas organizaciones se encuentran en un estado muy primitivo en este sentido: aún dependen de información muy fragmentada y conocimientos dispersos sobre sus activos de software. Además, falta documentación sobre los sistemas de software o se encuentra desactualizada y rara vez se consulta. En esta situación, las organizaciones tienen un número limitado de hechos objetivos para impulsar su toma de decisiones, enfoques fragmentados, herramientas de desarrollo de software no integradas y brechas tanto ontológicas como terminológicas entre el negocio y las funciones de TI.
En definitiva, las organizaciones que quieran abordar con éxito la gestión de la complejidad de sus sistemas de software deben apostar por el tercer enfoque, lo que repercutirá en su capacidad para responder a las necesidades del competitivo mercado actual y tomar mejores decisiones en el ámbito TI.
Carlos Machado
Country General Manager de Morphis Tech en España