Las organizaciones quieren tener la capacidad de entregar sus aplicaciones donde y cuando sea necesario, y no entienden que haya algo que no pueda hacerse desde el punto de vista técnico. Lo que se puede imaginar, debe poder hacerse.
En esta realidad, DevOps se está convirtiendo en una de las tendencias más populares, posicionándose como una vía para lograr que los equipos trabajen de forma coordinada, impulsando la colaboración, la innovación y ayudando a las empresas a satisfacer las demandas de sus clientes en el nuevo entorno digital. Según Deloitte, las organizaciones que adoptan DevOps están logrando reducir entre un 18% y un 21% sus time to market.
Eliminando el desperdicio en el proceso de desarrollo de software, las operaciones se racionalizan y las empresas pueden reaccionar más rápido a las demandas del mercado. Al mismo tiempo, la automatización permite a las compañías alinear los objetivos de negocio con los procesos, facilitando una rápida recuperación cuando se produce algún fallo IT. Deloitte también dice que la agilidad que se consigue con DevOps a la hora de lanzar nuevas versiones de los productos y servicios permite un incremento de los ingresos de alrededor del 20 por ciento.
A pesar de ello, DevOps sigue siendo un concepto aún desconocido para muchos y su adopción a gran escala crece lentamente. Es importante tener en cuenta que DevOps no consiste simplemente en la implementación de nuevas herramientas, sino que implica el cambio de hábitos culturales arraigados, la transformación de procesos desfasados y el aseguramiento de que todas las modificaciones se llevan a cabo por motivos apropiados, es decir, no hay que orientarse hacia DevOps porque sí, sino porque existe un propósito de negocio claro y concreto.
En este sentido, toda organización que emprenda el camino hacia una cultura DevOps, va a tener que enfrentarse a tres desafíos fundamentales:
Romper con hábitos culturales arraigados
DevOps no es un nuevo equipo dentro de la organización. Es una cultura de colaboración que produce un conjunto de mejores prácticas y experiencias operativas. En ocasiones, las empresas, queriendo adoptar una aproximación DevOps, se encuentran con la resistencia de los empleados, que no acaban de aceptar el cambio. En este punto, la dirección debe saber ejercer su cualidad de liderazgo, guiando a los empleados en el desmantelamiento del status quo y de los silos que dificultan la implementación exitosa de la nueva cultura. La motivación, sin duda, llega cuando se empiezan a ver los primeros resultados. No hay una fórmula mágica, pero si el proceso se lleva a cabo correctamente, el aterrizaje de DevOps en la empresa será visto como un éxito por todos. Gartner dice que a pesar de que el 88% de las empresas son conscientes de que uno de los principales factores a la hora de implantar DevOps es la cultura de equipo, muchas compañías optan aún por centrarse en las herramientas.
Cambiar los procesos establecidos por otros más eficientes
La mejor manera de identificar las ineficiencias dentro de una organización es mapear los procesos y establecer lo que funciona y lo que no. Un buen inicio para ello es comenzar buscando dónde y cómo se produce el desperdicio –áreas a las que se dedican muchos recursos, pero que no ofrecen un valor real para el negocio-. La falta de comunicación, fruto de una compañía organizada en silos, puede ralentizar significativamente su agilidad, creando también el riesgo de que haya departamentos que piensen que DevOps es algo que no va con ellos. Es vital que se entienda que no es sólo responsabilidad de los desarrolladores de software asegurar que los procesos funcionen. DevOps es una cultura que reúne a los equipos de desarrollo y otros responsables de TI para lograr un objetivo común: entregar al mercado productos y servicios de forma más rápida y con mayor calidad. La resistencia al cambio puede acabar afectando a la evolución del negocio.
Cuidado con implantar DevOps sin fundamento
Con DevOps, las empresas pueden optimizar y automatizar las distintas tareas. Eso no significa que esta tendencia sea adecuada para cada elemento de cada negocio. A menudo, las organizaciones eligen un par de departamentos para probar un enfoque de DevOps. Una vez que los resultados positivos son evidentes, la tentación es continuar escalando a lo largo y ancho de la compañía, sin considerar que las diferentes áreas de negocio pueden presentar necesidades y desafíos distintos. Como ya hemos dicho, una implementación efectiva de DevOps requiere una revisión de los procesos y las formas de trabajar. Las organizaciones deben tener cuidado para no aplicar esta tendencia donde no tenga sentido. Es necesario determinar los objetivos, las necesidades de cada compañía y comprender el alcance de DevOps para poder decidir correctamente.
Juan Rodríguez
Director general de F5 Networks