La neutralidad en Internet es un motivo de debate desde el año 2000. La red de redes se creó sin ningún vigía ni guardián que pusiese barreras a su, cada vez más extensa, parcela y es precisamente esta ausencia de vigilancia lo que preocupa a gobiernos de todo el mundo.
Hablamos de un Internet neutral cuando hacemos mención a una red en la que no existen barreras para la información que viaja a través de ella y no hay restricciones ni en las clases de equipamiento que pueden ser usadas, ni en los modos de comunicación permitidos, es decir, no se restringen contenidos, páginas web, plataformas y cantidad de datos descargados.
En junio de este año, la Comisión Europea presentó un proyecto de acuerdo inicial para la neutralidad de la red, en el que se pretendía asegurar un mercado único donde se garantizasen las comunicaciones electrónicas y se impidiese que las operadoras mantuviesen todo el control del tráfico de las comunicaciones bajo sus premisas. Este proyecto de ley ha sido rechazado en la votación que ha tenido lugar en el Parlamento Europeo y en el que también se trataba el fin del roaming.
Pese a que la Unión Europea haya votado en contra de un Internet neutral, asegura que la limitación del tráfico será ilegal dentro de las fronteras de la propia UE, El verdadero problema radica en los ISP o proveedores de servicio de Internet que, al haberse rechazado las enmiendas propuestas por compañías europeas y americanas y que se recogieron en el acuerdo inicial, podrán crear vías rápidas para servicios especiales que suponen el control absoluto del tráfico, enlenteciéndolo o acelerándolo según les convenga.
Con esta votación, la UE ha decidido abandonar una senda que otros ya han recorrido, como la FCC de EEUU, hacia la neutralidad en la red.