Desde el 30 de noviembre hasta el 12 de diciembre se ha celebrado la COP28: una nueva edición de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático de 2023, que ha vuelto a reunir a principales líderes políticos, empresas, ONG y sociedad civil, para encontrar y avanzar en soluciones concretas frente a esta urgencia mundial, cada vez más evidente a través de los fenómenos extremos.
Para revertir la situación que afecta a todo el planeta, está claro que se deben reducir de forma importante las emisiones de carbono a la atmósfera para el año 2030.
En este cambio decisivo y urgente, las empresas tienen un importante papel que, sin su esfuerzo e inversión, no será posible. Estamos en un momento en el que la sostenibilidad comienza a estar integrada en las estrategias corporativas y gana relevancia en la larga lista de prioridades de una organización. Por un lado, impulsadas por las expectativas de sus clientes e inversores y, por otro, porque, como explica un estudio de SAP Insights sobre el tema, porque la mayoría (un 72 %) ya son conscientes de que existe una relación entre sostenibilidad y competitividad. No menos importante es la adaptación a las normativas actuales y las que vienen en línea con los esfuerzos de las distintas Administraciones.
La tecnología, habilitadora de las estrategias sostenibles
La ruta hacia las cero emisiones netas supone un reto, pero la creciente concienciación empresarial con respecto al cambio climático y la tecnología están abriendo posibilidades para que sus políticas de sostenibilidad avancen con mayor rapidez.
Un ejemplo claro lo tenemos en las soluciones para centros de datos, un área en la que la reducción de consumo energético y la eficiencia es fundamental. No en vano, Gartner pronostica que tres de cada cuatro organizaciones habrán implementado un programa de sostenibilidad para su infraestructura del data center en 2027, frente a menos del 5 % en 2022.
Precisamente en nuestras tendencias para 2024 en el diseño de centros de datos destacamos la sostenibilidad. Los centros de datos son una de las categorías de TI que más energía consume: en torno a 205TWh, que equivalen al 1 % de toda la consumida a nivel global.
Estos datos ponen de manifiesto la necesidad de construir data center eficientes, trabajando en cuatro vertientes: eficiencia energética, uso de energías renovables, ubicación de las instalaciones y gestión responsable de los recursos. La recomendación es utilizar tecnologías innovadoras como la refrigeración líquida, que reduce las emisiones de calor de las CPU; el uso de procesadores de bajo consumo para disminuir el gasto energético en un 10 %; la combinación de energía eólica y solar para alimentar la instalación e incluso almacenar energía, o la ubicación estratégica del centro de datos en lugares con climas más suaves, que puede conducir a un ahorro térmico del 50 %. También es aconsejable apagar los servidores inactivos o de baja carga porque se puede reducir el consumo energético en torno a un 20 %, y buscar ahorros en materia de iluminación. Por ejemplo, en este ámbito la tecnología led es una alternativa a las fuentes de iluminación convencionales, ya que produce más luz por vatio y esto se traduce en un ahorro energético de hasta un 90 %.
En definitiva, el actual contexto lleva a muchas empresas a invertir en tecnología que impulsa la consecución de los objetivos medioambientales, y un área en la que los resultados son más visibles son los entornos de centros de datos. Además, el efecto de esta inversión no impacta sólo en el medioambiente, sino también en otros factores, como la marca, la innovación, la resiliencia y la atracción de talento.
Tomás Callejo
Director de construcción de centro de datos en fdate, unidad especializada en centros de datos de fibratel