El subgénero de la ciencia ficción conocido como ciberpunk se caracteriza por reflejar visiones distópicas de la sociedad en las que se combina un alto grado de desarrollo técnico con la desigualdad y la exclusión a la hora de acceder a la tecnología.
Actualmente la digitalización pone a nuestra disposición miles de productos y servicios y afecta al modo en el que llevamos a cabo gran parte de nuestra vida: hacemos la compra y realizamos trámites online, tenemos una app móvil para casi todo, hay interfaces conversacionales que nos ayudan en el trabajo y la medicina hace uso de la realidad aumentada o la inteligencia artificial para planificar operaciones o apoyar el diagnóstico de enfermedades. Sin embargo, aunque haya contribuido a la ruptura de algunas barreras, la paradoja es que muchas tecnologías pueden generar una discapacidad digital desde el momento en que no se tiene en cuenta la accesibilidad también en un sentido más amplio, es decir, no solo como algo a nuestro alcance, sino desde un punto de vista cognitivo, físico y sensorial.
El ejemplo más sencillo se da en las personas de cierta edad que no saben operar sus finanzas a través de una aplicación, pero una persona daltónica también puede encontrarlo en el hecho de trabajar con una interfaz que le haga hacer click en un botón verde para continuar navegando. Al hablar de accesibilidad, podemos entrar a discutir cuestiones técnicas y, aun así, obviar la realidad y construir productos y servicios que no sean disfrutables por todos.
La pandemia ha traído consigo una clara aceleración de la transformación digital: la conectividad remota se ha generalizado, se ha extendido el uso de los espacios de trabajo no nominales, ha aumentado la aplicación de los sistemas de seguridad biométricos, etc. Sin embargo, en algunos casos, estos aún pueden generar barreras si no se tiene en cuenta un diseño universal. Y cuando algo ocurre demasiado rápido, a menudo se obvian cuestiones fundamentales.
Integración tecnológica versus inclusión tecnológica
Desde hace algunos años, hubo un cambio de paradigma en las ciencias sociales que nos hizo avanzar desde el concepto de integración hasta el de inclusión. La integración se basa en la normalización de la vida de las personas con necesidades especiales. Por su parte, la inclusión plantea la valoración de la diversidad como un derecho, lo que supone, entre otras cosas, el reconocimiento de que la discapacidad no está en las personas sino en el entorno, que debe ser más accesible. Ya no se trata de introducir a las personas a la normalidad, sino de que la normalidad sea mucho más amplia, adaptándose, reconociendo y dando valor a la diferencia de cada uno. Siguiendo con el ejemplo de los puestos no nominales, si se trata de transformar el entorno y el acceso (pues una mala configuración puede hacer que cualquier persona sea excluida), simplemente habría que diseñar espacios de trabajo regulables, en los que personas de diferente estatura puedan realizar sus tareas cómodamente.
En este contexto, las tecnologías digitales ofrecen una oportunidad única para mejorar la diversidad y la inclusión. Al conectar a más personas que nunca mediante éstas, podemos ampliar el acceso a los servicios en todo el mundo y mejorar la empatía a través de las experiencias compartidas.
Si tenemos en cuenta estos conceptos, es posible cambiar la accesibilidad en sentido estricto, por una accesibilidad más amplia y pensar, entre otras cosas, en maneras disruptivas de aplicar el 5G, cuando ya podemos usar los dispositivos móviles desde cualquier sitio. Del mismo modo, es posible generar sistemas de subtitulado automático (incluso en diferentes idiomas) usando IA, facilitando el consumo de contenidos para todos; mejorar la ubicación gracias al posicionamiento indoor; o aplicar realidad virtual y aumentada en terapias médicas.
En Sopra Steria nos tomamos muy en serio esta cuestión desde el diseño de todos nuestros proyectos digitales. Además, hemos añadido una dimensión ética que examina los problemas de diversidad e inclusión en la tecnología digital desde distintos ángulos:
- ¿Cómo afectan las consideraciones de diversidad en la evaluación del mercado de un nuevo producto/servicio a los resultados del producto?
- ¿Cómo afecta la diversidad de los equipos de desarrollo a los resultados de los productos/servicios?
- ¿Cómo se utilizan los conjuntos de datos inclusivos y la diversidad en las pruebas para validar el rendimiento e identificar los problemas?
- ¿Qué impacto positivo puede tener su empresa en la educación, la formación, la reincorporación al trabajo u otros programas que puedan tener un impacto positivo en la diversidad de la mano de obra y la inclusión digital?
- Si los usuarios se ven afectados negativamente por una tecnología, ¿cómo garantizan las organizaciones que se les compense de forma justa?
Cuando un sistema es comprensible y ayuda a realizar una tarea a todas las personas en condiciones de seguridad y comodidad y de la forma más autónoma y natural posible, tiene el foco puesto en la inclusión. Las nuevas tecnologías nos dan una oportunidad de oro como nunca se ha tenido para facilitar esta inclusión de todas las personas, aunque para ello es necesario un compromiso igual de excepcional por parte de empresas, gobierno y sociedad para fomentar la accesibilidad universal.
José Manuel López Doña
CTO de Sopra Steria España