Las medidas excepcionales que hemos vivido de limitación de la movilidad y cierre de oficinas y espacios de trabajo en países de todo el mundo, han supuesto un punto de inflexión en la adopción del teletrabajo por parte de las empresas y organizaciones. Según el estudio “Global Work-from-Home Experience”, el 88 % de trabajadores de oficina trabajaron desde su casa de manera regular durante la pandemia, lo que ha sido, sin duda, la gran prueba de fuego que ha terminado de confirmar la eficacia de los modelos de trabajo en remoto, tanto desde el punto de vista de productividad como de satisfacción de los trabajadores. Esta situación ha favorecido que el teletrabajo esté pasando de verse como una solución puntual, a entenderse como una solución de continuidad para las empresas, algo que sin duda está sentando las bases de una nueva normalidad de los entornos laborales.
Prueba de esta nueva realidad y de que el teletrabajo ya es parte importante de nuestras vidas es la cantidad de noticias publicadas en las últimas semanas. Hemos visto cómo en España bancos como Sabadell y Bankia acelerarán el cierre de oficinas para impulsar la gestión digital, o ING ofreciendo a su plantilla seguir trabajando “sine die” desde casa tras la pandemia.También hemos visto como el Gobierno español inicia los trámites para regular el teletrabajo y que su percepción social «ha mutado» durante la pandemia, y las empresas se han dado cuenta de que trabajar desde casa no solo no reduce la productividad, sino que la aumenta. Todo esto apunta a que el teletrabajo se ha convertido en la nueva normalidad.
Llevamos más de una década hablando de la transformación digital y gracias al cloud computing ya son muchísimas las empresas españolas que pueden acceder a su información, archivos y negocio de manera remota. La nube nos ha permitido no depender de oficinas físicas, nos ha permitido teletrabajar durante el confinamiento, y dado que España tiene una penetración de smartphones de más del 90 %, esa tecnología nos ha permitido afrontar el hecho de que no estemos en nuestro lugar habitual de trabajo. Datos propios de Telefónica señalan que en las primeras tres semanas del confinamiento el uso del Internet en España se disparó un 90 %.
A nivel internacional, Mark Zuckerberg, director general y fundador de Facebook, ya ha anunciado que en diez años la mitad de la plantilla de Facebook trabajará desde casa; Twitter ha dado libertad total a su plantilla para, si así lo prefieren, quedarse en casa «para siempre»; el fabricante de ordenadores Dell cree que la mitad de su plantilla optará por el teletrabajo cuando termine esta crisis; y Standard Life ha comunicado que la mayoría de su plantilla continuará en casa hasta 2021. El teletrabajo, sin duda, se ha implantado por vocación entre las grandes corporaciones que, además de sus productos y servicios, exportan por todo el mundo su cultura.
Sin embargo, en España solo el 21% de las organizaciones tenían desplegadas e implementadas soluciones de virtualización del puesto de trabajo antes de la pandemia. Lo que ha llevado a que, en las tres primeras semanas tras la declaración del estado de alarma, se registrase un crecimiento del mercado de cloud computing como si nos hubiésemos teletransportado cinco años al futuro. Al mismo tiempo, un estudio nacional de Randstad ha revelado que solo el 22,3 % de la población ocupada puede teletrabajar en nuestro país. La situación del teletrabajo en España es que, de los más de 19,7 millones de personas ocupadas, únicamente 4,4 millones pueden hacerlo. Dada la popularidad y normalización del teletrabajo durante la pandemia, estos datos claramente indican que esta nueva normalidad va a seguir creciendo a un ritmo mayor, ya que más empresas están acelerando su adopción de cloud computing para ofrecer teletrabajo. Es más, las previsiones apuntan que entre el 25 % y el 30 % de la fuerza laboral trabajará en casa varios días a la semana para finales de 2021. Y las empresas tienen que responder a esa necesidad. Al mismo tiempo, los datos actuales indican que cuanto más tiempo se requiera que las personas trabajen en casa, mayor será la adopción que veremos en el medio y largo plazo.
Ventajas del uso del cloud computing para las empresas
La implementación de la nube en los procesos de la empresa trae beneficios que afectan a la propia corporación, así como en la forma de trabajar de los empleados. Primero, está la reducción de los costes, ya que el cloud permite ahorrar cantidades económicas a la empresa, puesto que no es necesario pagar por una infraestructura, por un soporte físico o por una licencia de software para cada ordenador. Además, el cloud computing se basa en la premisa de pago por uso. La compañía solo tiene que abonar el importe de los servicios utilizados y contratados, pudiendo mantener controlado el gasto en todo momento. Segundo, la nube permite el almacenamiento ilimitado. En comparación con la capacidad de los ordenadores y móviles tradicionales, la nube ofrece un espacio prácticamente ilimitado donde aguardar los datos y archivos, de vital importancia para empresas que manejan cantidades ingentes de información. También la seguridad y accesibilidad. Con el cloud computing, los datos permanecen en un servidor externo que los mantiene y protege. Por eso, en caso de que un soporte físico sufra un ataque o simplemente deje de funcionar, la información no se pierde, quedará segura en la nube a la espera de ser consultada a través de otro dispositivo. Finalmente, movilidad. Los dispositivos móviles con conexión a Internet han facilitado el acceso a los contenidos de la nube, que pueden consultarse desde cualquier lugar y en cualquier situación, sin necesidad de disponer de un ordenador.
Auge en teletrabajo
Aunque en España solo un 27% de las empresas cuenta con programas de teletrabajo, según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE), en otros países como Alemania o Reino Unido la cifra asciende al 35% de las compañías. Aun así, podemos decir que la cultura del trabajo a distancia está cada vez más arraigada en nuestro país, y seguirá creciendo por estas tres razones. Primero el aumento de la demanda de trabajo desde el hogar por parte de los empleados: la demanda de flexibilidad sobre dónde y cómo trabajan las personas se ha ido acumulando durante décadas. Antes de la crisis, las encuestas mostraron repetidamente que el 80 % de los empleados quieren trabajar desde casa al menos parte del tiempo. Más de un tercio estaría dispuesto a recibir un recorte salarial a cambio de la opción. Si bien la experiencia de trabajar en casa durante la crisis puede no haber sido ideal ya que familias enteras se refugiaron en su hogar, les ha dado a las personas una idea de lo que podría ser.
Segundo, mayor presión para el trabajo desde el hogar para la preparación ante desastres: Covid-19 y toda la interrupción laboral que ha causado no será olvidada pronto por los líderes empresariales, los accionistas u otras partes interesadas. Aquellos que no estaban listos, esta vez aprenderán qué funcionó y qué no funcionó y se verán obligados, en particular por los inversores, a cerrar las brechas para estar mejor preparados en el futuro.
Y, por último, mayor conciencia de las oportunidades de ahorro de costes en el trabajo desde el hogar. En los últimos años, el principal impulsor de los programas de trabajo en el hogar ha sido la atracción y retención de talento, pero durante la última recesión se trató principalmente de ahorrar dinero. Los líderes empresariales, desesperados por reducir o contener los costes, descubrieron que podían hacer más por menos. Desde entonces, los estudios de ocupación han demostrado cuánta ineficiencia hay en el uso del espacio de oficina. Según la consultoría Global Workplace Analytics, los empleados de todo el mundo no están en su escritorio entre un 50% al 60% del tiempo. Esa es una gran pérdida de dinero.
La COVID-19 nos ha cambiado, ha cambiado nuestras costumbres, nuestra forma de relacionarnos, y sobre todo la manera que teníamos de trabajar, marcando un antes y un después en las relaciones laborales. El mundo laboral está sufriendo una transformación y muestra de ello es que millones de trabajadores en España que acudieron el viernes 13 de marzo a la oficina no lo han vuelto a hacer en la mayoría de los casos. Y todo indica que el teletrabajo ha venido para quedarse.
El cloud computing ha sido un aliado imbatible a la hora de ayudarnos a afrontar los retos del teletrabajo de una forma rápida y segura; y lo seguirá siendo para acompañar a todas aquellas organizaciones que están transitando hacia modelos de trabajo digitales impulsados por la productividad, la colaboración y la agilidad.
Hugo de los Santos
Director Telefónica Tech Cloud