No hay duda de ello, 5G es la comidilla del mundo de la tecnología y con los últimos anuncios de despliegues en Europa (Reino Unido y España), 5G ha alcanzado el mundo real, más allá de las columnas en los diarios y de los hagstags en redes sociales.
Mientras quedan preguntas sin resolver sobre una posible carrera en las telecomunicaciones a nivel mundial y la inminente batalla geopolítica entre Estados Unidos y China, una cosa es irrefutable: el impacto que 5G está directa e indirectamente destinado a tener en casi todos los elementos de nuestra vida cotidiana.
Hay mucho de verdad en este exceso retórico. Sobre todo porque la próxima generación de infraestructuras esenciales en la mayoría de los países del mundo se construirá utilizando tecnología inalámbrica.
Con hasta 100 veces la velocidad de las redes inalámbricas actuales y con una latencia significativamente reducida (con menor tiempo de espera entre el dispositivo y la red), podemos utilizar los datos inalámbricos para mejorar nuestras interacciones con el mundo que nos rodea y crear nuevas oportunidades en áreas tan diversas como la fabricación, el transporte, la atención sanitaria, la educación, la agricultura y mucho más. En resumen, 5G tiene el potencial real de posibilitar la industria 4.0 y apoyar nuevos servicios que a su vez, impulsarán el crecimiento económico y la creación de empleo en las próximas décadas.
La gran velocidad de las redes 5G permitirá la reproducción en 8K, las proyecciones de realidad virtual en tiempo real y podría sustituir también los modelos tradicionales de banda ancha. Pero lejos de los beneficios asociados con su velocidad pura y dura, muchas personas y organizaciones todavía dudan acerca de cuáles podrían ser las diferencias entre 5G y sus predecesores y cuáles podrían ser realmente sus beneficios industriales.
La segmentación de la red es probablemente el concepto diferenciador más importante respecto a las generaciones anteriores, ya que alude a la forma en que 5G será capaz de entregar diferentes tipos de servicio con la latencia, seguridad, calidad de servicio y ancho de banda apropiados.
Las redes 3G y 4G ya incorporan el concepto de segmentación en forma de redes privadas virtuales (VPN), con el fin de crear una separación para los diferentes tipos de servicios. Sin embargo, con 5G, esto se lleva un paso más allá en el sentido de que, además de la segmentación “dura” (por ejemplo, utilizando longitudes de onda o conmutación de etiquetas multiprotocolo), se utilizará una segmentación “blanda” (compartiendo recursos) en todo el acceso y el núcleo.
Efectivamente, lo que esto permite es una red súper flexible y ágil, capaz de soportar una amplia gama de casos de uso, y es esta flexibilidad la que se vincula directamente a la habilitación de la IOT, que es lo que tanto entusiasma a la gente.
En última instancia, la diversidad prevista de los casos de uso de IoT es la razón por la que la 5G es tan esperada y cualquiera que posicione la tecnología simplemente como una mejora de los servicios móviles de consumo está perdiendo de vista en qué se convertirá 5G una vez que tecnologías tales como la segmentación de la red alcancen su objetivo.
Un estudio de Intel y Statista informó de que, a diario, los coches conectados producen actualmente 4 TB de datos y que, para 2020, el mercado de los wearables creará también unos 28 PB de datos cada día. Cisco prevé que para el próximo año IoT comprenderá más de 30.000 millones de dispositivos conectados y estos dispositivos por sí solos podrían crear unos 5 quintillones de bytes de datos cada día (es decir, 2,5 seguido de 18 ceros).¡Imagínense la cantidad de datos que habrá que gestionar!
El valor de las tecnologías conectadas
Aunque 5G resultará ser el verdadero catalizador de IoT, es en el análisis y la gestión de los datos correspondientes donde reside realmente el verdadero valor de estas tecnologías conectadas. Con una cantidad tan grande de datos que viven al borde de las redes informáticas tradicionales, IoT ejercerá nuevas presiones y exigencias sobre las organizaciones para que gestionen, protejan, analicen y utilicen los datos, por lo que es fundamental anticiparse a este reto futuro asegurándose de contar con estrategias de gestión de datos adecuadas.
Las organizaciones no pueden permitirse el lujo de ignorar las oportunidades de transformación que ofrecen 5G e IoT, pero también deben comprender los fundamentos de los componentes básicos de la tecnología (incluida la gestión de datos) y los requisitos reglamentarios asociados necesarios para hacerla funcionar; sólo entonces se conseguirán todos los beneficios económicos, sociales y medioambientales de 5G e IoT.
Iván Abad
Technical services manager de Commvault