A los nuevos servicios digitales les sucede lo mismo que al negocio bancario. Al margen de cómo se concreten, la auténtica base ni es económica en un caso, ni tecnológica en el otro. La raíz es aparentemente mucho más simple y, al tiempo, mucho más compleja de conseguir y de mantener: la confianza.
Los clientes necesitan, necesitamos, disponer de certezas. Certidumbre de que nuestros datos están protegidos, de que los servicios seguirán estando disponibles y que se cumplirán en el momento que los necesitemos. Las empresas, en definitiva, necesitan comprender y conectar con los clientes a un nivel más profundo. Y hacerlo en tiempo real.
Efectivamente la enseña de la economía digital es la confianza. Una nueva economía que, por otra parte, está causando enormes impactos en toda la sociedad. Unos clientes que demandan seguridad, transparencia y valor. Unas empresas que deben ser abiertas, conectadas en todo instante y disponer de capacidades de anticipación cada vez mayores. Anticipación de los deseos y necesidades de sus clientes y de las actividades de proveedores y competencia. Anticipación global de mercado, en definitiva.
Y para sustentar tecnológicamente todo ello, hasta la actualidad, la estructura de computación en mainframe ha resultado imbatible. Son arquitecturas extremadamente fiables, con tiempos récord de funcionamiento, velocidades de procesamiento superiores al resto y disponibilidades próximas al cien por cien absoluto.
Pero depender de algo de modo exclusivo no es bueno. Todos lo sabemos por nuestra experiencia personal. ¿Cuántos años llevamos hablando en este sentido de la necesidad de una apertura real de las arquitecturas mainframe? ¿De lo magnífico que sería poder ejecutar una combinación de código heredado en cualquier lenguaje y poder hacerlo en sistemas abiertos con acceso simultáneo tanto a los datos del mainframe como a los del sistema abierto?
Pues ya es posible. Los últimos avances en computación en malla (Grid Computing por usar el anglicismo) permiten combinar la ejecución de archivos y bases de datos en el mainframe y localmente en la nube, brindando la posibilidad de realizar migraciones controladas de los datos y de las aplicaciones con reversibilidad completa. Sin traumas, sin rupturas arriesgadas.
Ventajas del Grid Computing
Las ventajas son evidentes: la transición es tranquila, los entornos conviven y los beneficios (los económicos obviamente también) se obtienen desde el primer momento.
Los nuevos modelos de Grid Computing amplían la capacidad de procesamiento de los mainframe descargando la carga de trabajo en nubes de nodos híbridos. Permiten migrar los datos y el código de forma progresiva con los beneficios inmediatos de los ahorros en MIPS (millions of instructions per second), sustituyendo programa por programa, en lugar de aplicaciones completas, mientras se mantiene el core de negocio funcionando sin riesgo.
Estas cuadrículas de nodos, funcionan realmente como auténticos supercomputadores que incrementan la capacidad exponencialmente, aprovechando las posibilidades de cálculo infrautilizada en las organizaciones. Cada nodo es un procesador que ejecuta de modo virtual, sin punto único de fallo, con escalabilidad dinámica, permitiendo la ejecución secuencial o paralela, síncrona y asíncrona, decidiendo autónomamente cual es el más adecuado para realizar una ejecución concreta, y permitiendo la ejecución paralela de varias instancias.
El administrador puede decidir dinámicamente y en tiempo real qué ejecutar y donde: en el mainframe o en una nube de servidores. Puede optar de modo reversible dónde almacenar los datos, indistintamente en el mainframe o localmente en sistemas abiertos. Y, tal vez más importante, acceder a que las aplicaciones heredadas del mainframe se ejecuten de forma transparente en sistemas abiertos sin incorporar el más mínimo cambio en el código fuente, ni en el ciclo de vida del desarrollo, ni necesitando de conversión o migración.
Los nuevos avances en tecnología computacional en malla permiten, en definitiva, virtualizar cualquier conjunto de servidores heterogéneos creando una red de nodos de hiperprocesamiento capaces de la ejecución secuencial y paralela de servicios. Combinando, en suma, las características HPC (High Performance Computing) y HTC (High Throughput Computing).
Hablábamos al principio de la confianza como elemento básico. La libertad ayuda a generarla. Y las nuevas tecnologías de Grid Computing la facilitan. Están disponibles y han venido para quedarse.
Fernando Díaz Pérez
IMC Group Public Sector & Health Director