Hasta hace unos años, las aplicaciones empresariales, como ERP»s, CRM, bases de datos o aplicaciones a medida que utilizaban las compañías, se mantenían dentro de las redes locales utilizando una arquitectura cliente-servidor, para que los usuarios pudiesen utilizar las aplicaciones desde su puesto de trabajo, Internet era utilizado para alojar la web corporativa, y realizar algunos intercambios de datos o de ficheros.
La aparición de los diferentes modelos de servicios Cloud, IaaS, PaaS y SaaS, supone que las aplicaciones que utilizan las compañías, comienzan a traspasar las barreras de la red local. Gran parte del software que antes se encontraba relativamente seguro tras la barrera del firewall, y disfrutaba de las velocidades de transmisión que ofrecían las redes locales conectadas por cable dedicado a la compañía, ahora se alojan en servidores externos y plataformas de Cloud Computing.
Para poder ofrecer un servicio y una experiencia de usuario comparables al de aplicaciones corporativas «clásicas», que funcionan sobre servidores locales, los Proveedores de Servicios Gestionados han de ofrecer una serie de garantías, tanto a nivel de seguridad como de velocidad de las comunicaciones y calidad del servicio.
Para ello es básico que el proveedor que ofrece plataformas de Cloud Computing para aplicaciones «en la nube», o que aloje servidores de empresas, disponga de una amplia red de comunicaciones integrada por diversos Data centers ubicados en diferentes países, y sea experto en servicios de conectividad, lo que permita ofrecer un Acuerdo de Nivel de Servicio integral para toda la solución, es decir, desde el puesto de usuario hasta el acceso la plataforma Cloud donde está alojada la aplicación.
De esta manera, si es necesario, los datos llegan desde el Data center más cercano al cliente, o si se produce una caída eventual de parte de la red, el resto absorbe todo el tráfico y el proveedor puede dar soluciones en Alta Disponibilidad, que permitan asegurar en todo momento las conexiones entre todas las sedes, y así pues las aplicaciones sigan funcionando, aún en caso de desastres locales.
Estos proveedores tienen que garantizar a sus clientes un servicio de red con un mayor ancho de banda así como políticas de calidad de servicio. Es, para las empresas, la única manera de poder utilizar una solución en Cloud para sus aplicaciones criticas, a un precio competitivo, cuando y donde lo necesiten.
Estos requisitos, de seguridad, velocidad y calidad de servicio, son imprescindibles para poder garantizar el funcionamiento óptimo de aplicaciones “en la nube” como si estuvieran “en casa”.
No obstante, no hay que perder de vista que el hecho de alojar las aplicaciones en la nube• implica mejorar y adaptar los servicios de conectividad de las diferentes delegaciones de la compañía, en función del número de usuarios y criticidad de la ubicación, se implementaran soluciones en alta disponibilidad con las diferentes tecnologías como: ADSL, SHDSL, Ethernet, Fibra óptica, 3G, LMDS y Wimax. Disponer de servicios compatibles que permitan trabajar con el protocolo IPV6, son valores añadidos que aseguran un rendimiento aún mejor.
A la hora de implantar cualquier solución TI, el hecho de realizarla a medida permite prevenir posibles incidencias. Un proveedor que permite escalar la gestión de cualquier servicio, para adaptarlo exactamente a las necesidades de una empresa es un valor añadido definitivo. Y si encima ofrece un equipo de soporte de primer nivel de perfil técnico 24×7, los clientes ya no tienen que temer riesgos que puedan suponer la contratación de servicios Cloud brindados por proveedores limitados y pocos seguros. Puesto que dispondrán de un equipo de técnicos con experiencia y cualificado para resolver en todo momento, cualquier tipo de duda o incidencia del cliente.
Ángel Pérez, Solutions Architect Manager en Claranet
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