Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha comparecido ante el Parlamento Europeo para analizar los avances que se han realizado en los últimos cinco años, un periodo en el que se ha tenido que hacer frente a grandes retos: «desde la pandemia, hasta la guerra de Ucrania, pasando por la crisis energética». Algo que, en su opinión, podría haber desencadenado “una dramática crisis económica y social”, pero no ocurrió, “gracias a la gran capacidad de resistencia de Europa” y a las “políticas adecuadas” que se pusieron en marcha. Entre ellas se encuentran el Programa SURE, “por el que se salvaron 40 millones de puestos de trabajo”, o los Fondos NextGenerationEU. Con la puesta en marcha de estas medidas “hoy tenemos más gente trabajando que en ningún momento de la historia”.
A pesar de esto, Von der Leyen reconoce que los acontecimientos de los últimos años “han hecho mella en la competitividad de Europa”. El modelo de negocio de muchas industrias europeas “se basaba en la energía supuestamente barata de Rusia y en el comercio con una China en crecimiento. Hoy nos enfrentamos a una Rusia renegada y a una China con problemas de demanda interna”. A esto hay que unir que la productividad laboral en la Unión Europa sólo ha crecido un 0,8 % anual en la última década, un dato insuficiente si se compara con el incremento del 1,1 % de Estados Unidos, “Recuperar nuestra ventaja competitiva debe estar en el centro de la agenda económica europea de 2024 y más allá”.
Para lograr este objetivo, la todavía presidenta de la Comisión Europea aboga completar la unión de los mercados de capitales (UMC), asegurando que hay que avanzar en tres aspectos: “armonizar las normas nacionales sobre temas como la insolvencia, diseñando y creando productos de ahorro transfronterizos para los pequeños inversores, y reforzando la supervisión a escala europea de los agentes más importantes del mercado. Si queremos financiar la nueva revolución industrial de nuestro tiempo, debemos movilizar el capital privado de Europa”.
La segunda prioridad es reducir el coste de la energía. “Los costes de la energía siguen afectando a nuestra competitividad. Debemos seguir presionando para producir más energía barata y limpia en Europa. Y debemos escuchar a nuestras industrias para entender qué necesitan para alcanzar los objetivos climáticos”, señala Von der Leyen. “En nuestra década actual, nuestra capacidad de transmisión eléctrica transfronteriza debe duplicarse. Para ello hay que invertir en redes inteligentes e infraestructuras de recarga, pero también en cables, tuberías, turbinas, electrolizadores, etcétera. Debemos construir la columna vertebral física de la economía del futuro para ser competitivos”.
Aunque la tasa de paro de la Unión Europa es la más baja de la historia, Von der Leyen considera que la tercera prioridad es “abordar la escasez de mano de obra y de cualificaciones que afecta a nuestra economía”, haciendo especial énfasis en los jóvenes, las mujeres y atraer talento del extranjero. “Estamos invirtiendo 65 000 millones de euros en cualificaciones, procedentes de NextGenerationEU y del Fondo Social Europeo, y las cualificaciones deben seguir estando en el centro de nuestra actuación”.
Por último, Von der Leyer ha recordado que Europa “es un continente comercial. Obtenemos una parte importante de nuestra prosperidad del comercio. El valor del comercio de la UE a través de estos acuerdos superó por primera vez los 2 billones de euros en 2022”. Más allá de las exportaciones, “necesitamos asegurar las importaciones, por ejemplo, de las materias primas críticas que necesita nuestra industria. El comercio mundial también tiene que ser justo. Necesitamos igualdad de condiciones a escala mundial. Y tenemos que abordar los riesgos que conlleva nuestra apertura”. Para ello, aboga por la puesta en marcha de medidas que aborden “los problemas de sobrecapacidad producida fuera de la Unión Europea”, además de “implicar en este tema a las economías en desarrollo de todo el mundo, porque su industrialización también se ve amenazada directamente por el exceso de capacidad”.
“Nuestro continente seguirá siendo el corazón mundial de la industria y la innovación”, finaliza Úrsula Von der Leyen.